Ana Villalta, 18-01-2018.- La Sociedad Española de Neurología estima que alrededor de la mitad de los pacientes con migraña se automedica con analgésicos sin receta. Esto se debe a que al menos un 25% de las personas que la padecen no han consultado su dolencia con un médico y podrían existir más de un 40% de pacientes sin diagnosticar, lo que dificulta iniciar un tratamiento.
Una vez diagnosticada la migraña, el tratamiento se divide en dos: tratamiento sintomático y tratamiento preventivo. El objetivo es aliviar el dolor, restaurar la función y reducir la frecuencia de dolor de cabeza. Además un objetivo adicional puede ser la prevención de la progresión hacia una migraña crónica, es decir, en la que el dolor de cabeza está presente más de 15 días al mes.
Uno de los tratamientos preventivos más efectivos para la migraña crónica que han surgido en los últimos años es la toxina botulínica, más conocida como “Botox”. Según la doctora Carmen García de Casasola, neuróloga del Grupo Hospiten, la aplicación de “Botox” permite reducir a la mitad el número de crisis en un 70% de los pacientes, tal y como se puso de manifiesto en el estudio PREEMPT (Phase III Research Evaluating Migraine Prophylaxis Therapy). Se cree que mejora la migraña bloqueando la transmisión del dolor.
El tratamiento lo realiza el neurólogo, inyectando la toxina debajo de la piel con una pequeña aguja. Esta inyección se puede combinar con los fármacos que se prescriben habitualmente para el tratamiento preventivo y abortivo de la migraña crónica.