Redacción, 30-10-2014.- «Termínate la leche que tiene mucho calcio», es la frase que repiten muchas madres a sus pequeños como si fuera un mantra. Y tienen razón. La leche, los lácteos en general, son la fuente más eficiente de calcio, el mineral que necesitan nuestros huesos para mantener su densidad. El calcio que tomemos durante la niñez y la adolescencia determinará la salud futura de nuestros huesos. «Hasta los 20-30 años estamos formando el pico de masa ósea, que es la reserva para el resto de nuestra vida», afirma la doctora Nancy Salas, directora del Departamento de Investigación Clínica del Instituto Palacios.
Las mujeres, por cuestiones hormonales, son más propensas a sufrir osteoporosis «Desde los 20 años vamos perdiendo calcio en los huesos a un nivel del 1-3%, pero a partir de la menopausia, la pérdida asciende a un 15-20%», asegura a ABC el doctor Joan Quiles, coordinador del II Plan de Prevención y Control de Osteoporosis de la Comunidad Valenciana. Por eso, a partir de los 50 años, se recomienda una ingesta de 1.200 mg de calcio al día, en el contexto de una dieta equilibrada acompañada de ejercicio.
Este mineral no está solo en los lácteos, también se encuentra en la raspa del pescado azul (sardinas, anchoas), en los vegetales de hoja verde o en frutos secos como la almendra. Pero no se trata de tomar cantidades ingentes de calcio. Más que el volumen, importa lo que realmente aprovechamos. Hay alimentos que, aún teniendo dosis de calcio interesantes, no consiguen el mismo beneficio que los lácteos porque llevan otras sustancias que limitan su aprovechamiento.