Redacción, 24-01-2016.-Durante el invierno se aumenta la ingesta de platos calientes y, en la mayoría de los casos más calóricos. Por tanto, hemos de procurar que esa energía de más no se traduzca en exceso de peso y de grasa corporal, apostando por una alimentación que se ajusta al gasto calórico diario.
En esta época del año también hay más enfermedades respiratorias, bajan nuestras defensas y como consecuencia hay más contagios. Para que esta época invernal no afecte a nuestras defensas, el Instituto DKV de la Vida Saludable recomienda fortalecer nuestro sistema inmunitario con una dieta variada rica en vitamina y alimentos sanos.
Es importante el consumo de vitamina C para las defensas en invierno pues, entre otras muchas cosas, interviene en la producción de interferón, proteína que combate a agentes patógenos. Además, tiene acción antioxidante, que ayuda a controlar el daño celular que provocan los radicales libres y repercute sobre los sistemas de defensa de nuestro organismo. Esta vitamina la encontramos en frutas y verduras, como los cítricos, el kiwi, la piña, el brócoli y verduras de hoja. Es recomendable consumir las frutas y verduras en el momento de pelarlas, trocearlas o exprimirlas para evitar que se pierda la vitamina por los cambios de temperatura o si se exponen a la luz.
Aunque menos conocida las vitaminas B6 y B5 participan en la producción de anticuerpos, y el déficit de vitamina B5 (ácido pantoténico) disminuye la capacidad de resistencia a las infecciones. Las encontramos en carnes, pescados, productos lácteos, huevos, vegetales verdes, frutas, cereales integrales, levadura de cerveza, legumbres o frutos secos.
En una dieta equilibrada para fortalecer las defensas no puede faltar el hierro. Además de ser antioxidante e intervenir en la formación de tejidos, está asociado con las funciones inmunes. Se puede encontrar en alimentos de origen animal, como carnes rojas, pescado o ave. Además, el hierro forma parte de los glóbulos rojos, y su deficiencia contribuye a la debilidad y la anemia, propiciando infecciones. Lo podemos ingerir a través de hígado, atún, salmón, yema de huevo, legumbres y verduras.
Podemos enriquecer la dieta consumiendo probióticos y prebióticos, ya que favorecen la proliferación de la flora intestinal sana y refuerzan de esta manera una de las principales barreras de defensa de la que dispone nuestro cuerpo. Ambos se suelen añadir a algunos productos lácteos fermentados (yogures), pero además los prebióticos se encuentran de forma natural en muchos alimentos vegetales (cebolla, alcachofa), frutas y cereales.
Y por último una sustancia buena para fortalecer nuestra salud es el propóleo. Las abejas usan esta sustancia para recubrir la colmena y protegerla así de virus, hongos y bacterias. La composición de propóleo depende del origen vegetal pero, en general, contiene básicamente resinas y bálsamos, cera de abeja, aceites esenciales, polen y otros componentes variados (orgánicos y minerales).