Redacción, 25-02-2015.- Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad en España (30%), aunque se cree que es una enfermedad de género masculino, lo cierto es que también es el motivo de fallecimiento habitual entre las mujeres: sólo en 2012 provocaron la muerte de 43.000 españolas.
La realidad es que el infarto en la mujer tiene peor pronóstico; tarda más en ser atendida, pues los síntomas no suelen reconocerse. Aunque en ambos sexos tienen como síntoma común el dolor o malestar en el pecho, sensación de dolor en el centro del mismo, dolor en uno o en ambos brazos, en la espalda, cuello, mandíbula o estómago; en la mujer se caracteriza además por falta de aire, sudor frío, náuseas o mareos.
Para conocer mejor cómo afecta a la mujer, la revista ‘Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes’ acaba de publicar la última investigación de género sobre la enfermedad cardiaca. En dicho estudio se siguen mostrando diferencias entre mujeres y hombres, sin embargo, aún existen lagunas en cómo diagnosticar mejor, tratar y prevenir esta causa de muerte de las mujeres, según diversos estudios publicados en que dedica una gran parte de la edición de marzo a la investigación en las mujeres.
En uno de esos trabajos, un estudio cualitativo de 30 mujeres sobrevivientes de ataques cardiacos inscritas en el ‘Translational Research Investigating Underlying Disparities in Acute Myocardial Infarction Patients’ Health Status’ (TRIUMPH), los autores encontraron que las mujeres evalúan erróneamente sus riesgos personales de enfermedad cardiaca, con comportamientos pobres de prevención y retraso en la búsqueda de atención médica. Estos factores, entre otros, pueden estar contribuyendo a un riesgo elevado de las mujeres jóvenes de ataque cardiaco fatal en comparación con los hombres.
«Las mujeres han sido insuficientemente representadas en general en los estudios, lo que lleva a una falta de información clave sobre si reaccionan de manera diferente a la enfermedad cardiaca, si nuestros métodos de diagnóstico funcionan igual de bien en las mujeres como en los hombres y si las mujeres responden de manera diferente al tratamiento», explica el editor de la revista, Harlan Krumholz, director del Centro de Investigación de Resultados y Evaluación en el Hospital Yale-New Haven, Estados Unidos.
«Si realmente queremos responder a todas las preguntas que tenemos sobre las diferencias de género, entonces necesitamos estudios que sean lo suficientemente grandes, centrados y con la intención desde el principio para iluminar las cuestiones en torno a las diferencias de sexo,» agrega este experto, también profesor en las escuelas de Medicina y Salud Pública de Yake, New Haven, Connecticut, Estados Unidos.