Redacción, 27-08-2015.-Leche, alimentos infantiles, yogures, huevos, galletas, raciones de pollo y pavo y hasta aceitunas o palitos de pescado. Todos ellos, alimentos que en alguna de sus versiones se anuncian como enriquecidos en omega-3 pero que, según un estudio publicado ayer en la prestigiosa revista médica JAMA, no servirían para nada.
La publicación, afirma el diario El Mundo, se centra en los suplementos de omega-3 que miles de personas consumen diariamente para, según creen ellos, prevenir el deterioro cognitivo y cardiovascular. Sin embargo, según este trabajo y otros publicados anteriormente, este hábito sería en vano, ya que no produciría ningún efecto importante.
Ahora, un grupo de investigadores ha seguido durante cinco años a 4.000 personas con una media de 72 años de edad a los que les han dado, o bien placebo, o bien un suplemento de omega-3. El resultado es que estas pastillas «no mostraron efectos significativos en la función cognitiva» de quienes los tomaron respecto a quienes no lo hicieron.
Aunque existen estudios que indican que las dietas altas en omega-3 tienen un efecto protector en la función cognitiva, y se ha visto que algunos pacientes con Alzheimer presentan unos niveles bajos en uno de los componentes del omega-3, -el ácido docosahexaenoico (DHA), una parte esencial de las neuronas-, lo cierto es que este efecto protector que sí se ve en la alimentación no se observa cuando el omega-3 se obtiene a través de suplementos.
Según explica a El Mundo Aitor Sánchez, nutricionaista miembro de la iniciativa Dietética Sin Patrocinadores y autor del blog midietacojea.com, lo que hace este estudio es «confirmar una cosa que ya sabíamos, y que ha pasado también con otros suplementos, como los de calcio, los de fibra, o los antioxidantes». Tal y como explica este experto, el hecho de que un patrón dietético tenga unos beneficios no significa que éstos también se vayan a dar si tomas un suplemento. «No es lo mismo tener una dieta rica en omega-3 a través del pescado que tomarte el suplemento, porque te falta la materia prima», indica Sánchez. Además, existen otros patrones que son difíciles de cuantificar pero que a nivel epidemiológico se sabe que se cumplen, como que las personas que comen más pescado también suelen tomar más verdura, o «que quienes siguen una dieta sana también hacen más ejercicio o están más activos intelectualmente», cuenta Gurutz Linazasoro, director científico de CITA-Alzheimer y miembro de la Sociedad Española de Neurología.
En definitiva, con este estudio, explica Francisco Pérez, jefe de servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, «queda claro que la adición al omega- 3 [a nivel de suplementos] no mejora el deterioro cognitivo».