Redacción, 03-03-2016.- Que los malos hábitos de vida podrían desembocar en la aparición de enfermedades graves es una afirmación extendida en la sociedad. Entre los hábitos más conocidos, destacan el consumo de tabaco y alcohol, llevar una mala alimentación o una vida sedentaria. Sin embargo la epigenética -la ciencia que estudia los cambios hereditarios que se producen por el medio ambiente o los hábitos de vida- demuestra que estos cambios se dan también sobre las células reproductivas (óvulos y espermatozoides) lo que supone que esta información pase a la descendencia y se herede”.
En este sentido, los factores medioambientales y los malos hábitos son capaces de modificar moléculas o grupos unidos al ADN que actúan como señales para que los genes se activen o no.
Para el Dr. Agustín Fernández, investigador de la Unidad de cáncer epigenético del Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA) “la epigenética es un eslabón entre la genética y el medio ambiente, que podría descubrirnos cómo todo nuestro entorno afecta a nuestros genes, y repercute en nuestros hijos”.
“La epigenética y la genética son dos nuevos puntos de mira en el estudio de los gametos – tanto del varón como de la mujer- y es que, aunque parezca medicina de futuro, es una realidad que ya supone la prevención de cientos de enfermedades genéticas gracias a técnicas como el “emparejamiento genético” o el Diagnóstico Genético Preimplantacional, que ya están al alcance de cualquier paciente” explica el Dr. Fernando Sánchez, Responsable del Área de Reproducción Asistida de Ginemed y Presidente de Fundación Ginemed.