Redacción, 17-03-2017.-El II Congreso de Obesidad y Complicaciones Metabólicas, organizado conjuntamente por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la Sociedad Española de la Cirugía de la Enfermedad Mórbida y de las Enfermedades Metabólicas (SECO) y la Sección de Obesidad de la Asociación Española contra el Cáncer (AEC), llega a su última jornada, con el impulso al documento de Consenso SEEDO 2017 en el marco de la mesa Política y Sociedades en lucha contra la obesidad. Moderada por el presidente de la SEEDO, el doctor Francisco Tinahones, y la doctora Irene Bretón, en su transcurso el doctor Albert Lecube ha destacado como objetivo de Consenso “consolidar la obesidad como enfermedad, puesto que es una de las más prevalentes e infravaloradas, menos diagnosticadas y tratadas de la historia”.
El Dr. Lecube indica que la obesidad reconoce la participación de múltiples factores etiopatogénicos, en los que la influencia ambiental junto con la genética juega un papel muy relevante, y donde “se han añadido en los últimos años factores impensables como la falta de horas de sueño, la microbiota intestinal, el estrés, los disruptores endocrinos o las condiciones socioeconómicas”.
La SEEDO promueve en su documento el uso de clasificaciones que unen descriptores antropométricos y clínicos, con fórmulas matemáticas, para ir más allá del índice de masa corporal y el perímetro de cintura, por lo que reivindican “el acceso a equipos como la bioimpedancia bioeléctrica a todos los profesionales”.
Respecto a la obesidad en la infancia, piden reorganizar los hábitos alimentarios, potenciar la actividad física y motivar al niño con ayuda familiar y social. Además, los profesionales defienden un estilo de vida “saludable” con la Dieta Mediterránea como base, y se posicionan contra “cualquier tipo de dieta sin aval científico”.
Además es importante la práctica del ejercicio físico como herramienta para la prevención y el tratamiento de la obesidad. Numerosos estudios científicos avalan la eficacia de la actividad física para los trastornos relacionados con el sobrepeso y la obesidad. Sin embargo, a pesar de esta evidencia, un 60% de la población no es lo suficientemente activa o es totalmente inactiva.
“La recomendación actual en relación al problema del sedentarismo asociado a la promoción de la salud se encamina por la vía de incrementar el gasto energético en las actividades de la vida diaria, asociado a un programa de ejercicio”, indicó Blasco. Sin embargo, “aunque esta intervención de actividad física sobre los estilos de vida puede ser efectiva para mejorar la capacidad cardiorrespiratoria y la presión sanguínea, no tiene tanta eficacia para prevenir la obesidad”, explicó. En este sentido, subrayó la importancia del tejido muscular como importante consumidor de glucosa y grasas. “Recuperando y aumentando la capacidad metabólica del músculo se pueden prevenir y corregir alteraciones metabólicas y disminuir considerablemente el riesgo cardiovascular, que tiene su origen en la insulino-resistencia y su respectiva derivación en el síndrome metabólico”, indicó.