Redacción, 27-10-2016.- Como cada otoño se produce el cambio de hora, en el que los relojes se retrasan una hora. Este cambio afecta al ritmo circadiano, regulado por un sistema hormonal, que ajusta las principales actividades diarias del individuo como los momentos de dormir o comer. Su alteración provoca cambios en el estado de ánimo, desvelos, irritabilidad, falta de concentración y cansancio. Aunque los efectos son leves para la salud, hay individuos a los que les influye más directamente, siendo los niños y los mayores los más afectados por tener los horarios más establecidos.
Según el Dr. Alejandro Guillén-Riquelme de la Cátedra de Investigación del Sueño de la UGR-Grupo Lo Monaco, el cambio de hora afecta al ritmo circadiano, una especie de “reloj interno” gracias al cual el cuerpo se prepara para realizar distintas actividades a lo largo del día; así sentimos hambre a la hora aproximada a la que solemos comer o sueño en las horas cercanas a la de dormir.
Para prevenir que los niños no noten tanto el camibo de hora se recomienda que en los días previos se les acueste un poco más tarde, y mantener los hábitos de vida tal y como estaban con anterioridad. Otra de las recomendaciones es evitar las fuentes de luz artificial en el cuarto (móviles, tablets…) ya que la luz va a afectar a la regulación del sueño y, si sufrimos desvelos, el tener fuentes de luz van a dificultar todavía más el dormir.