Redacción.- El estudio de terapia en espejo realizados por el Servicio de Neurorehabilitación y Daño Cerebral de Hospitales Nisa demuestra mediante técnicas de neuroimagen, que la terapia del Espejo es capaz de activar los circuitos motores cerebrales afectados después del ictus y a medio plazo mejora la fuerza perdida. Este estudio, dada su eficacia, ha sido incluido en la revista europea European Journal of Physical and Rehabilitation Medicine.
Cerca del 85% de los pacientes que sufren un ictus presentan una incapacidad para utilizar su brazo dominante inmediatamente después del accidente cerebro vascular y hasta el 60% de estos pacientes presentan algún tipo de limitación en sus actividades diarias debido a este déficit seis meses después del ataque.
La doctora Carolina Colomer, ha podidio demostrar a través de su reciente estudio, “un instrumento tan sencillo y económico como un espejo pegado al lateral de una caja, proporciona una gran alternativa terapéutica para la rehabilitación del miembro superior parético en pacientes con ictus graves y crónicos”.
La terapia del Espejo consiste en colocar el miembro afecto dentro de la caja, de forma que queda tapado a la vista del paciente. El espejo, a nivel de la línea media corporal, reflejará el miembro sano. Al moverlo, el espejo nos da la imagen contralateral creando la ilusión visual de que el brazo afecto se mueve con normalidad.
Mediante técnicas de neuroimagen, se ha demostrado que esta terapia es capaz de activar los circuitos motores cerebrales afectados después del ictus y a medio plazo mejora la fuerza perdida. Y según ha señalado el neurólogo Enrique Noe, estudios previos han demostrado la eficacia de este tipo de tratamiento en pacientes con déficits motores leves o moderados pero hasta la fecha no se había demostrado su eficacia en pacientes crónicos, más de seis meses después del ictus, con déficits graves. En este caso los pacientes los pacientes incluidos tenían un déficit motor grave del brazo y en todos habían transcurrido al menos seis meses después del ictus. Tras 24 sesiones todos los pacientes recuperaron cierto grado de movilidad del miembro superior y característicamente los que fueron sometidos a la terapia en espejo mejoraron la sensibilidad del brazo, especialmente la sensación de tacto y presión, tan útil para el uso funcional de miembro superior en nuestras acciones cotidianas.