Redacción, 09-05-2016.- El Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo ha puesto en marcha la Unidad de Trastorno Límite de la Personalidad, dirigida por el Profesor Dr. José Luis Carrasco Perera como Director Científico.
«Se trata de un trastorno del comportamiento de tipo impulsivo que a menudo deriva en episodios de autolesiones, intentos de suicidio o accesos incontenibles de ira, y que en algunas ocasiones se manifiesta también a través de los conocidos como TCA -trastornos del comportamiento alimentario, fundamentalmente anorexia y bulimia-«, explicó el Dr. Carrasco.
Este trastorno afecta a dos de cada cien personas. Generalmente empieza a constituirse en torno a los 14-16 años de edad, aunque se dan casos de aparición tardía a los 25-30 años –cuanto mayor es la edad de detección del trastorno mayor es también la dificultad para tratarlo-. Por ello es de gran importancia la detección precoz antes de que se manifiesten al completo los síntomas del trastorno. Los primeros signos aprecen en la adolescencia en forma de irritabilidad y de una tendencia al aislamiento y a la ofuscación.
Si se realiza un tratamiento, el paciente puede recuperarse y llevar una vida autónoma y estable, aunque para ello, es necesaria una atención continuada y una rehabilitación psicológica intensa: habitualmente consiste en una combinación de medicamentos y psicoterapia, reservando el ingreso hospitalario para situaciones de crisis graves.
El método que sigue el Dr. Carrasco tiene como objetivo «el desarrollo de la persona y de los diferentes aspectos de su personalidad, a través de cinco ejes: autoimagen, fortaleza, inteligencia social, valores y sentido. Nuestro método se centra en los dos elementos fundamentales de la personalidad: la identidad o autoimagen y el sentido, pues una identidad estable y auténtica se convierte en una personalidad viva, y una personalidad viva se convierte en una persona equilibrada. Por eso, trabajamos para fortalecer la identidad desarrollando la fortaleza, entrenando la Inteligencia social y enriqueciendo los valores personales y morales.»
Además, resulta de gran importancia el papel del entorno familiar como parte activa del tratamiento, por lo que se combinan terapias individuales junto con terapias grupales y familiares.