Redacción, 29-06-2016.- Los insectos, especialmente los mosquitos pero también garrapatas, chinches y moscas, son una fuente importante de transmisión de enfermedades. La Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC) calcula que estos invertebrados transmiten patologías a más de 700 millones de personas cada año, muchas de ellas graves como la malaria, fiebre amarilla, dengue. Aunque, por lo general, las picaduras de insecto no suelen ocasionar grandes problemas y el 90 por ciento se puede tratar en el ámbito familiar, en algunos casos pueden aparecer reacciones alérgicas motivo de derivación a un centro de urgencias y generar complicaciones mayores y, en casos muy extremos y raros, provocar la muerte.
Para evitar las picaduras lo más indicado es tomar medidas preventivas. Utilizar repelentes de insectos eficaces es la mejor manera de protegerse, aunque no existe un repelente universal de insectos. Hay productos indicados para niños y otros para adultos y un mismo repelente puede ser más o menos eficaz en función de la ubicación geográfica. En caso de duda, hay que acudir al farmacéutico para que recomiende el repelente adecuado para cada situación.
Una vez producida la picadura, se ha de evitar rascarse la piel y tratarla con una solución cutánea con amoniaco (o a base de ingredientes naturales), con una crema anti-inflamatoria con corticoides o, en su defecto, con un cubito de hielo. Si se tiene especial sensibilidad a las picaduras o mordeduras de insectos, se ha de tener siempre en el botiquín medicamentos específicos, que deben estar recomendados por el farmacéutico. Por otra parte si la persona que ha sufrido una picadura presenta dificultades para respirar, sensación de debilidad o coloración azulada, hay que quitar toda la ropa que le pueda apretar para facilitar su respiración y llevarle a un centro de urgencias lo antes posible.
Precauciones con el Zika
Este verano se pondrá especial atención en el zika, un virus que se transmite a través de mosquitos del género Aedes y cuya infección cursa con sintomatología leve y pasa desapercibida en la mayoría de los pacientes. Sin embargo, recientemente se ha observado un incremento de casos de microcefalia y trastornos neurológicos en neonatos relacionados con la presencia de este virus en embarazadas. Para combatirlo las autoridades sanitarias como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) y el Ministerio de Sanidad recomiendan el uso de repelentes activos como el IR3535 o el DEET como la dietiloluamida, repelente patrón y el más utilizado, en concentraciones a partir del 20 por ciento y hasta el 50 por ciento, que resultan inocuas para las mujeres embarazadas.