Redacción, 11-02-2015.- Echarse una cabezadita después de comer es un lujo al alcance de muy pocos, sin embargo los beneficios para la salud de la siesta nos llevan a pensar que debería estandarizarse y convertirse en una rutina nacional.
Hasta la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) se ha hecho eco de sus beneficios que van desde la disminución de los riesgos cardiovasculares, la liberación de tensiones, el aumento de la capacidad de concentración y el refuerzo del estado de alerta. Además, según una investigación, una siesta corta puede ayudar a aliviar el estrés y fortalecer el sistema inmunológico.
En concreto, puede contrarrestar los efectos dañinos de la restricción del sueño al ayudar a los sistemas inmunológico y neuroendocrino a recuperarse. El estudio, que ha sido publicado en ‘Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism’, ha sido realizado por la Sociedad Americana de Endocrinología en hombres que habían dormido sólo dos horas durante la noche anterior. Sobre la base de que casi tres de cada diez adultos duermen un promedio de seis horas o menos por noche, según la Encuesta Nacional de Salud de Estados Unidos.
La falta de sueño es reconocido como un problema de salud pública porque puede contribuir a reducir la productividad, así como provocar accidentes de vehículos e industriales, según los Centros estadounidenses para el Control y la Prevención de Enfermedades. Además, las personas que duermen muy poco son más propensas a desarrollar enfermedades crónicas como obesidad, diabetes, hipertensión y depresión.