Heraldo, 17-03-2016.- Se han celebrado en Zaragoza las jornadas ‘Mayores activos, participativos y visibles‘, con el objetivo de romper los tabús que existen en la asistencia a estas personas brindando una serie de pautas para mejorar la atención a los mayores.
Prevenir un posible deterioro
El envejecimiento activo parte de la base de una buena salud previa, pero el no hacer nada -entendido como la ausencia de actividad física- provoca una aceleración de esos posibles perjuicios», asegura Jesús Marta (terapeuta ocupacional), quien recomienda a los mayores participar en actividades que repercutan en su salud física y emocional, ya sea el hecho de salir a caminar en grupo, formar parte de una asociación de vecinos, asistir a un centro de mayores o ser voluntario de un Banco de Alimentos.
«El primer paso pasa por identificar en la labor preventiva a los ancianos sanos y enseñarles las medidas que pueden llevar a cabo para no ser dependientes, asegura la doctora Clerencia.
Adquirir nuevos hábitos y recuperar aficiones.
«Otro tabú a derribar es el hecho de pensar que a partir de una edad ya no se pueden aprender o adquirir nuevos hábitos». Jesús Marta asegura que en sus años de experiencia ha visto a muchos mayores que, dentro de sus posibilidades, han vuelto a correr, a dibujar o a aprender idiomas a una avanzada edad. En este sentido, Jesús apunta al desarrollo de actividades intergeneracionales que repercutan en la salud emocional de los mayores y ayuden a prevenir el aislamiento social.
«Las actividades intergeneracionales son muy beneficiosas para mayores y niños porque cambian totalmente la visión que tienen de ellos otras generaciones. Ahora vivimos un rechazo hacia las personas de este grupo de edad y estamos perdiendo ese ‘background’ que nos aporta la experiencia y todo lo que podemos aprender de una persona mayor», asegura Mercedes Clerencia, presidenta de la Sociedad Aragonesa de Geriatría y Gerontología.
Brindar la posibilidad de decidir
Otro de los ‘tabues’ que enfrentan quienes trabajan en geriatría atañe a la «obligación» que tienen cada vez más personas mayores en relación al cuidado de los nietos.
Evitar la ‘infantilización’ de los mayores.
El trato infantil que a menudo se da a los mayores en situación de dependencia es considerado por los expertos como una forma de «maltrato» al mayor. «Dirigirse a él con diminutivos como Juanito o Manolito es una manera de infantilizar a un anciano que hasta sus 80 o sus 90 años ha sido ‘Don Juan'», advierte Jesús Marta antes de ofrecer el siguiente consejo: «hay que preguntarse si realmente esa forma de dirigirnos a ellos les haría sentirse bien en una situación de normalidad».
Romper la visión de estas personas como seres asexuales.
El tema de la sexualidad es a juicio de este especialista otro de los temas ‘tabús’ que se deben romper en la atención a personas mayores.
La ‘Fundación 26 de diciembre’, una asociación madrileña que está empezando a gestionar una residencia para el colectivo de gays y lesbianas, participará también en estas jornadas de puertas abiertas en el Joaquín Roncal con el objetivo de «dar visibilidad a la situación de vulnerabilidad de estas personas y evitar que vuelvan así al armario en la vejez».