Redacción, 04-09-2017.-Los problemas para conciliar el sueño crecen de manera alarmante en las sociedades desarrolladas, hasta tal punto que podemos calificar el insomnio como una auténtica epidemia. Numerosos estudios señalan que el incremento de afectados, superior al esperado, se debe en parte a la imprevisión por la falta de atención que se ha prestado a estos trastornos, pero también al aumento de la incidencia, destacando los cuadros de privación crónica del sueño.
Para el Dr. Rafael del Río, director de la Unidad de Neurofisiología y Trastornos del Sueño de Vithas Internacional, “si hablamos de quejas de sueño no reparador o de fragmentación del sueño, la prevalencia puede ser de en torno al 30% de la población. Si nos referimos a consecuencias diurnas o a pacientes que cumplen criterios diagnósticos, el porcentaje es menor, entre el 6 y el 10% de la población española, pero en cualquier caso sigue siendo muy alto”.
La estrategia terapéutica para el abordaje del insomnio crónico presenta varias dimensiones destacando la importancia de la terapia cognitivo-conductual, las pautas de higiene específicas y la restricción del tiempo en cama, entre otras medidas. En cuanto al tratamiento con somníferos, el Dr. del Río afirma que pueden ser una herramienta útil en casos de insomnio agudo, pero en el insomnio crónico su papel es más secundario: “los hipnóticos son una de las causas más importantes de la cronificación del insomnio porque su uso sistemático produce los síntomas que se pretende evitar”.
Existen una serie de hábitos de la conducta que facilitan o favorecen el sueño y el ritmo normal de los ciclos vigilia-sueño. Como señala el Dr. del Río, “algunas normas de higiene de sueño pueden ser verdaderamente cruciales en el manejo de algunas patologías, como por ejemplo en el trastorno del ritmo circadiano de los niños, inducido por el comportamiento”, sin embargo, añade: “estas pautas no son siempre las mismas. Por poner un ejemplo concreto: la siesta programada después de comer es un comportamiento posible que, en la población sana pero muy mayor, es prácticamente la norma, pero en casos de insomnio psicofisiológico crónico debe evitarse”.