Redacción, 12-11-2020.- Convivir con la pandemia del coronavirus durante más de ocho largos meses empieza a pasar factura… Hartazgo, desasosiego, ansiedad por una incertidumbre insostenible, miedo ante lo desconocido, desconfianza en las autoridades… Son solo algunos de los efectos de haber creído superada la situación desbordante desencadenada por la Covid-19 para poco tiempo después regresar a un escenario similar.
La fatiga emocional por la situación empieza a ser otra epidemia: según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta ya al 60% de la población europea.
Tal y como recoge La Razón, estos son algunos consejos para combatir la fatiga pandémica:
1. Afrontar el hecho de que la pandemia no es un paréntesis.
«Nos estamos equivocando pensando constantemente en la pandemia como una emergencia, porque tiene temporalidades que van más allá de la emergencia, del peligro del colapso sanitario», explica Israel Rodríguez Giralt.
De ahí que la primera estrategia individual que debemos poner en marcha es «hacernos cargo de que no era un paréntesis, y de aquí que la nostalgia, si alguien confiaba en ella, resulte estéril, al igual que la espera pasiva. Nadie vendrá a salvarnos, ni con su carisma ni con sus invenciones tecnológicas. Y, además, lo perdido ya es irrecuperable como tal», señala José Ramón Ubieto, psicoanalista y profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC.
2. Recuperar el control.
Como explica Ubieto, la mayoría aplazamos algunos proyectos (estudios, viajes, encuentros, celebraciones, negocios…), «pensando que más adelante volveríamos a pulsar la tecla y recuperaríamos el control. Lo cierto es que esa pantalla de la “pausa” ya pasó y ahora se trata de recuperar el control con otras perspectivas, no de continuidad, sino de cierta ruptura con lo anterior», señala.
3. Centrarse en lo esencial.
Es buena idea mantener los vínculos, «porque de los lazos obtenemos una orientación y un apoyo», asegura el psicoanalista Ubieto. Si tenemos restringida la presencia cuerpo a cuerpo, una opción es optimizar lo digital, «adaptarlo a nuestro estilo de comunicación, de encuentro, o de modo de satisfacción. Podemos usarlo en todas sus variantes (chats, webs, redes sociales, aplicaciones móviles), a condición, luego, de prescindir de él», explica.
4. Permitirse el tiempo improductivo.
«Hoy, el placer no sobra y el ocio alivia la presión de nuestro superyó, lo vuelve menos exigente y tiránico que la productividad. Por eso hacemos chistes, porque el humor relaja nuestras propias hipotecas mentales», asegura.
5. Medidas orientadas a reducir el riesgo de exposición de determinadas personas y colectivos.
Entre las estrategias gubernamentales que se podrían poner en marcha para hacer frente a este «desastre lento», Israel Rodríguez Giralt señala que es esencial prestar atención al colectivo de los llamados trabajadores esenciales, «ya que gran parte de ellos están especialmente expuestos, además en trabajos de cuidados y servicios, pero no se pueden permitir las protecciones que sí tenemos por ejemplo quienes teletrabajamos».
6. Políticas de apoyo a las cuarentenas.
Determinados colectivos con pocas posibilidades «lo tienen realmente complicado, sin un apoyo económico y unas condiciones materiales para poder hacer una buena cuarentena», explica el investigador de CareNet, que afirma que con políticas de apoyo se reduciría la vulnerabilidad de determinadas personas.
7. Mejora de la comunicación del riesgo.
Diversificar los mensajes que se hacen llegar a la ciudadanía por distintos canales, haciendo una comunicación más inclusiva, dirigida a cada colectivo, resulta clave para atajar el problema, en opinión de Israel Rodríguez Giralt.