Redacción, 19-08-2015.-Tras años de ensayos, peleas con las autoridades sanitarias de EEUU y un gran esfuerzo de mercadotecnia y relaciones públicas, la viagra femenina ya está aquí. Con el nombre comercial de Addyi,y como informa El País, en octubre podrá comprarse en las farmacias estadounidenses y no tardará mucho en llegar a Europa, ya sea por los canales oficiales o los clandestinos. Así podría ser el prospecto de estas pastillas color rosa y, como con todas las medicinas, hay que leerlo entero.
¿Qué es Addyi?
Addyi es un fármaco cuyo principio activo es la flibanserina, un compuesto químico que actúa sobre determinados neurotransmisores del cerebro. Su acción es doble: por un lado es un medicamento agonista (activador) que se une a receptores de la serotonina, un neurotransmisor del sistema nervioso central. Tras la unión, activa este neurotransmisor como hacen otros medicamentos antidepresivos. De hecho, la flibanserina se ensayó primero como antidepresivo, con tan magros resultados que la farmacéutica propietaria del compuesto lo vendió a la actual propietaria, Sprout Pharmaceuticals. En paralelo, Addyi también se agarra a otros receptores neuronales, esta vez de la dopamina (otro neurotransmisor), pero en este caso en vez de activarlo, lo inhibe.
¿Para qué se utiliza?
Addyi solo tiene una aplicación: el trastorno del deseo sexual hipoactivo (TDSH), es decir, promete elevar la libido de las mujeres. En el penúltimo Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR) definen este trastorno como «disminución (o ausencia) de fantasías y deseos de actividad sexual de forma persistente o recurrente, y provoca malestar acusado o dificultades de relación interpersonal». En la última versión del manual, le han cambiado el nombre. Eso sí, no tiene nada que ver con la desidia sexual fruto de la monotonía, el paso del tiempo o con otras disfunciones sexuales de origen físico.
Una encuesta mencionada por The New York Times estima que al menos el 10% de las mujeres de EE UU sufren TDSH. Otras fuentes doblan esa cifra. Sin embargo, la doctora Carme Coll, ginecóloga experta en salud reproductiva de la mujer, niega que haya cifras fiables y, en todo caso, las rebaja hasta el 1%, al menos entre las mujeres postmenopáusicas.