La segunda mitad del siglo XX ha sido crucial y brillante en el campo de los trasplantes quirúrgicos en seres humanos. Desde el inolvidable Dr. Christiaan Barnard, con su aloinjerto coronario del 3 de diciembre de 1967 hasta nuestros días los avances han sido —y siguen siendo— son espectaculares, con grandes esperanzas para los pacientes. Hoy recordamos que fue un mes de febrero que se realizó la primera intervención para un transplante pancreático en España. Tuvo lugar en el Hospital Clínic de Barcelona el 3 de febrero de 1983, hace ahora treinta años. El artífice fue el reconocido faculativo Laureano Fernández-Cruz, profesor de Cirugía de la Universidad de Barcelona, quien ha hecho historia, junto con Gil-Vernet, en los anales de se centro hospitalario catalán en el campo de los trasplantes en nuestro país.
Entretanto el primer trasplante de páncreas efectuado en el mundo se realizó en 1966, en Minneapolis (EEUU), una intervención cuyo objetivo principal fue la curación de la diabetes. La práctica médica se vería complementada posteriormente con el trasplante de islotes de células pancreáticas, que data de 1974.
En España, el trasplante de células pancreáticas se realizó por primera vez 1992, esta vez en el Hospital Clínico de Madrid y, con la moderna metodología de aislamiento de islote y protocolo de Edmonton, en el Hospital Carlos Haya de Málaga en 2002.
Durante los primeros años de la década de los 90, en todo el mundo se produjo un estancamiento en el número de trasplantes efectuados, pese al aumento del número de centros que los realizaban, fundamentalmente porque los resultados no eran tan buenos como se esperaba. Sin embargo, los avances en el campo de los inmunosupresores, la introducción de técnicas más depuradas y una mejor selección de los pacientes consiguieron mejoras significativas a finales de la década de los 90, época en la que empezó a generalizarse como terapia con efectividad demostrada.
En la actualidad, la supervivencia media del injerto de páncreas es equiparable a la del resto de órganos sólidos. Los últimos datos internacionales reflejan una supervivencia media del 95% de los pacientes al año del trasplante y del 70% a los 10 años.
Curiosamente, para los interesados en la numerología, fue también un 3 de febrero la fecha en que el inmunólogo estadounidense Thomas Marchioro comunicó a la comunidad científica que el suero antilinfocitos obtenido de caballos mitigaba la reacción de rechazo de los trasplantes de riñón. Sucedió en el año 1967, el mismo en el que se llevó a cabo el acto médico de Barnard en Sudáfrica, sobre su paciente Louis Washkansky, receptor por aloinjerto un corazón de una joven de 25 años que había muerto víctima de un accidente de tráfico en Johannesburg. — MÀLP / BB.