Redacción, 27-11-2020.-Durante las fases más tempranas del desarrollo de los bebés, es decir, en los primeros 18 meses de vida, están establecidas una serie de pautas y procedimientos sanitarios que garantizan la salud y protección de los mismos. Dentro de estas pautas, ya está contemplada la salud bucodental.
Anteriormente, tal y como recoge Sanitas, se consideraba que un niño debía realizar su primera visita al dentista a partir de los tres años, una vez que ya le hubieran salido todos los dientes. Sin embargo, en la actualidad la Sociedad Española de Odontopediatría recomienda que la primera visita sea al cumplir el primer año de vida, fijando desde entonces una revisión anual.
De esta manera, el odontopediatra puede comenzar a prevenir ciertas alteraciones como caries “de biberón”, problemas en el crecimiento u otras anomalías propias de la aparición de los primeros dientes. A más largo plazo, estas primeras revisiones también sirven para prevenir otros problemas dentales que surgen con el paso de los años: maloclusión, mala posición de los dientes, problemas en el paladar o bruxismo, entre otros.
Según el último Estudio de salud bucodental de Sanitas, 6 de cada 10 niños han tenido algún problema dental y muchos se podrían haber evitado con una visita temprana al odontopediatra.
“Es fundamental atender a la salud bucodental de los niños desde pequeños y que el odontopediatra ayude a los padres a establecer, desde el principio, las pautas de higiene bucodental ideales para cada momento de la vida del menor, manteniendo así en todo momento una boca sana”, explica Elena Criado, odontóloga de la Dirección Asistencial de Sanitas Dental.
Tampoco se debe perder la rutina de visitar al odontopediatra al menos una vez al año porque él es quien debe supervisar la salud bucodental durante el desarrollo y crecimiento del menor para minimizar y prevenir todo tipo de problemas dentales que puedan surgir, consiguiendo que las futuras intervenciones sean más sencillas de solucionar y que tengan mayor éxito.