Redacción, 05-06-2014.- El 95 por ciento de la población los ha sentido alguna vez. Sus síntomas más comunes son la pérdida de sensibilidad, el hormigueo e incluso el dolor. Piernas, pies, brazos y manos son objeto de estos entumecimientos, anecdóticos en la mayoría de los casos pero que en otros constituyen los síntomas iniciales de trastornos más graves.
Según explica a Infosalus Alberto Freire, responsable del grupo de habilidades en Neurología de la Sociedad Española de Médicos de Familia y Generales (SEMG), su origen está en la compresión de los nervios o ‘cables’ que transmiten al cerebro las señales eléctricas.
Las malas posturas, los movimientos repetitivos, algunos trastornos crónicos o el proceso natural del envejecimiento son algunos de los motivos que se encuentran en la raíz de estas sensaciones. Las primeras experiencias de adormecimiento o entumecimiento que sentimos suelen venir de las malas posturas al dormir, cuando situamos un brazo bajo la cabeza durante la noche o nos quedamos dormidos leyendo o viendo la tele.
Es una sensación desagradable y como animales que somos, señala Freire, por intuición para huir del dolor realizamos acciones como sacudirnos los dedos, cambiar de posición e intentar relajar la zona. En este sentido, costumbres como realizar una cruz con saliva en la zona adormecida son para Freire fruto de la cultura popular y no poseen ningún tipo de apoyo científico.