Redacción, 24-02-2014.- Alberto de Rosa, Gerente del Grupo Ribera Salud y máximo representante del Modelo Alzira de gestión sanitaria, reflexiona sobre Madrid (como ya lo hiciese anteriormente) y escribe en las siguientes líneas de qué manera entiende él la situación. «Datos, datos, datos. Reflexiones sobre Madrid» es el título de su artículo, el cual reproducimos aquí por su interés como ya hiciésemos con «Yo lo veo así. Reflexiones sobre Madrid», la primera parte de estas concienzudas reflexiones.
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Una vez paralizado el proceso de externalización en Madrid creo que es imprescindible preguntarse, ¿y cómo queda todo? Porque si todo queda igual, si se impone una visión inmovilista de la gestión del sistema público para “que no se toque nada de lo que tenemos”, entonces nos estaremos gastando casi 200 millones de euros de más de los impuestos que los ciudadanos ponemos en manos de nuestros gobernantes (según datos de la Consejería de Sanidad de Madrid), y ¡solo hablando de este proyecto de externalización!
Si todo queda igual, si no se valora algo tan necesario en estos tiempos como es la puesta en marcha de iniciativas reformistas que pueden contribuir a cambiar la situación, entonces habrá que decidir entre hacer más recortes en otras partidas, o aumentar la presión fiscal, o empeorar las demoras o las condiciones generales del sistema o incumplir los compromisos de déficit pasando esta carga a futuras Administraciones, si nos dejan nuestros socios europeos, cuyos ciudadanos ya han hecho reflexiones y asumido cambios en el modelo de bienestar.
Y ¿qué crees tú que se va a hacer?
Si se trata de reflexionar sobre los próximos pasos en la colaboración entre la Administración Publica y el sector empresarial en sanidad, habrá que analizar y mejorar un aspecto que es imprescindible para la mejor comprensión de los agentes implicados en el valor que aporta el modelo PPP: la evaluación en los resultados en salud, la comparación en los datos asistenciales y la trasparencia de la gestión económica.
DATOS, DATOS, DATOS. Desde el Modelo que defiende Ribera Salud, siempre hemos sido partidarios de que se evalúe y se haga trasparente todo lo que se hace en nuestros hospitales y centros de salud y que los ciudadanos puedan compararlos con otros modelos de gestión para extraer sus propias conclusiones. Es el momento de apostar porque de una vez por todas se vean las listas de espera (verdadero copago del sistema público y cuyas consecuencias para la salud de los ciudadanos y coste oculto para el sistema habría que estudiar), las demoras en pruebas, consultas en atención primaria y hospital, tasas de mortalidad, reingresos, complicaciones, etc. etc. etc.
¿Y cuál es el modelo de sanidad pública que presuntamente se está defendiendo en la calle? Habrá que analizar los 17 sistemas de salud existentes en España, y poner sobre la mesa los datos de los 452 hospitales públicos de nuestro país, de los cuales solo un tercio está gestionado directamente por la Administración (fuente: El Economista 6-febrero-2014) Y habrá que explicar a los ciudadanos qué modelo de sanidad pública es el que se está reivindicando; porque es necesario rendir cuentas a los ciudadanos y no con discursos políticos, que bastante politizado esta ya el sector, sino con datos objetivos y objetivables. Porque los resultados de salud no son ideológicos, igual que no es ideológica la docencia ni la investigación.
Hemos de entrenar a nuestras organizaciones y a nuestros gestores y profesionales a una nueva cultura del benchmarking y de la trasparencia. Si no, podría parecer que toda la oposición a estos nuevos modelos de gestión es porque queremos mantener un statu quo del pasado, del inmovilismo, de falta de rendir cuentas, de aprovechar las listas de espera para concertar con la privada, etc. etc. por parte de los que algunos ya llaman el SEPLA sanitario. Los que tan preocupados parecen por la calidad de la asistencia que reciben los ciudadanos, deberían haber salido a protestar contra las listas de espera en el sistema público, la infrautilización de las instalaciones y tecnología, las demoras y la inaccesibilidad o la inequidad en el sistema.
Yo quiero pensar que es el momento de avanzar en una nueva cultura de lo público y en la que la iniciativa privada tiene un importante papel a jugar como dinamizador y elemento de comparación dentro del sistema, para promover la introducción de herramientas de gestión y de cambios organizativos.
Si esto solo ha servido para mantener privilegios de algunos frente a las necesidades de muchos ciudadanos de una mejor utilización de los recursos públicos en un servicio tan esencial como el de la salud, el agujero negro del pasado, de lo carca, de aquello que como se dice coloquialmente “huele a naftalina”, se habrá impuesto a la modernidad de un país y un sector que quiere mirar al futuro y no permanecer anclado en formulas del pasado. ¿O sí?
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