Redacción, 31-01-2014.- Alberto de Rosa, Gerente del Grupo Ribera Salud y máximo representante del Modelo Alzira de gestión sanitaria, reflexiona sobre Madrid y escribe en las siguientes líneas de qué manera entiende él la situación. «Yo lo veo así. Reflexiones sobre Madrid», es el título de su artículo, el cual reproducimos aquí por su interés.
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«Ya dijo Napoleón que “las victorias tenían muchos padres y las derrotas eran huérfanas”.
Y es cierto que hay muchos padres responsables del éxito del Modelo Alzira, un referente en la gestión sanitaria pública con más de 15 años a sus espaldas y unos excelentes resultados asistenciales y de calidad que lo avalan. Son responsables de su éxito los profesionales que con su trabajo diario han situado a los hospitales del modelo en los primeros puestos del ránking de los acuerdos de gestión de la Conselleria de Sanidad que anualmente evalúa a todos los hospitales públicos, por poner un ejemplo. Y son también responsables los ciudadanos que confían en él, como reflejan las encuestas periódicas de satisfacción.
Muchos se preguntarán, ahora que el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha decidido suspender el proyecto de externalización de seis hospitales, quiénes son los responsables de esta derrota. Para muchos, los representantes políticos. Para otros, una justicia que no está a la altura de los tiempos que vivimos y que ha generado una inseguridad jurídica sin precedentes. Y yo creo firmemente, desde la perspectiva que me otorga mi experiencia de 16 años en el modelo concesional sanitario, que en este proceso hemos perdido TODOS.
Probablemente se podría haber explicado mejor el proyecto, seguro. Probablemente se podría haber buscado más consensos, seguro. Pero yo creo que nuestra sociedad, en general, y todos los profesionales que formamos parte del sector sanitario, debemos ser conscientes de los retos que tenemos que afrontar para garantizar la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario público. Unos retos de una magnitud tan enorme que simplemente el mirar para otro lado no solucionará nada.
El tsunami de la demografía, los avances tecnológicos, los cambios sociales, el envejecimiento poblacional, el deterioro de las infraestructuras, etc., no se resuelve con eslóganes ni con pancartas, por muy ingeniosas que sean, ni mucho menos con debates en programas humorísticos y de entretenimiento.
¿O es que no sabemos todos que hay que reformar y profesionalizar la gestión pública?
¿O es que no sabemos todos que al reto de la cronicidad no se puede hacer frente construyendo hospitales de mil camas y que es imprescindible la integración con atención primaria y sociosanitaria?
¿O es que no sabemos todos que la asignatura pendiente del Sistema Público es una gestión moderna y no burocratizada de los Recursos Humanos incentivando a los mismos para involucrarlos en resultados de salud?
¿O es que no sabemos todos que hay que introducir masivamente la tecnología o que debemos aprender de otros sectores que han introducido grandes cambios para sobrevivir, o que las compras se pueden hacer de un modo más eficiente, o que no todos los hospitales tienen que hacer de todo?
Por eso, insisto, en que la derrota es un poco de todos y que todos hemos perdido en este proceso. España debe elegir entre parecerse a nuestros socios europeos, con las reformas y exigencias que ello supone o alejarse de esta ambición e irnos pareciendo cada vez más a países de otro entorno, -más populista digamos, por no molestar a nadie-, en el que oímos lo que es amigable oír, sucumbiendo a lo fácil, pero cuyo recorrido lógico y económico tiene las patas cortas.
Si estamos satisfechos con que España crezca un 1% en 2014, con un déficit público previsto del 5% del PIB, es decir, más de 50.000 millones de euros de déficit que tendremos que financiar, estaremos satisfechos en el corto plazo, pero no haremos las reformas estructurales que nos permitan crecer a largo plazo.
Si nos damos por satisfechos de haber gastado más de 17.000 millones de euros de la hucha de la Seguridad Social que hasta hace dos años era de más de 50.000 millones de euros y no nos preocupa el futuro de las pensiones, entiendo que haya quien esté satisfecho porque la paralización del proyecto de externalización sanitaria en Madrid suponga renunciar a una inversión empresarial de 100 millones de euros en infraestructuras sanitarias públicas y ahorrando costes para el ciudadano de Madrid que podrían destinarse a otras partidas sociales.
Cerrar los ojos ante esta situación es una irresponsabilidad. Y pese a las presiones, amenazas y ataques recibidos durante todo este tiempo contra nuestra organización y sus profesionales, yo apuesto por nuestro modelo de colaboración público-privada que es una experiencia de éxito allí donde se ha puesto en marcha, en España y fuera de ella, e invito a cualquiera que quiera comprobarlo por sí mismo, a visitar y conocer de primera mano estos proyectos. Es increíble como muchos de los que lo critican desconocen aspectos tan básicos del modelo como el pago capitativo, la fórmula de desplazados ventajosa para la Administración, la cartera de servicios de estos hospitales o la limitación de beneficios para las empresas.
Estoy seguro de que los proyectos PPP son una línea de futuro en la sanidad y creo que van a tener gran recorrido en los próximos años. Es un modelo que necesita más médicos, enfermeras y sanitarios en general, y menos abogados, y esta es en mi opinión, una lección más que hay que sacar del concurso de Madrid. Me siento muy satisfecho del apoyo recibido por parte de muchos profesionales de los hospitales Infanta Leonor y del Sureste que se habían interesado por nuestro proyecto y a los que agradecemos sus muestras de cariño. Y estoy muy orgulloso de todo el Equipo de Ribera Salud. Con algunos de ellos he compartido los duros inicios de puesta en marcha de un modelo construido desde la nada, sin experiencias, ni antecedentes, y siempre comento con los más jóvenes que hemos tenido que aprender de los éxitos y de los fracasos, con humildad y ganas de avanzar, adaptándonos al terreno y sacando siempre las lecciones positivas.
Desde mi visión personal y mi experiencia con todos sus aciertos y errores, voy a seguir trabajando por una sanidad mejor, sostenible y en la que podamos sumar las experiencias de gestión pública y privada desde el respeto y la responsabilidad hacia el ciudadano y los profesionales, los verdaderos protagonistas. No voy a dar un paso atrás, y si alguien piensa que lo es para el modelo sanitario que defiende Ribera Salud, le digo que en todo caso, será para coger carrerilla. ¿Nos acompañas?
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