Redacción, 21-04-2015.- El enfermero de emergencias extrahospitalarias, Alejandro Blanco Aoiz, nos saca a la pista polideportiva para disputar un partido de la liga «PAS»: proteger, alertar y socorrer a otro jugador cuando sufre un accidente grave, ya sea por muerte súbita, por un traumatismo craneoencefálico, por una hemorragia o por una luxación en un dedo de la mano.
Pisando la tarima sport del campus de Somosaguas, en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), nuestro «efeamigo» nos coloca, nada más y nada menos, que en el puesto de teórico capitán. Quiere verificar nuestra capacidad a la hora de enfrentarnos a una desgracia humana sobre un terreno de juego.
«Lo primero que deberíamos hacer -dice- es reconocer si el infortunio que acabamos de contemplar implica una emergencia vital o una simple urgencia, con el objetivo de activar sin demora, y de la forma más correcta posible, la cadena de supervivencia llamando al 112».
«Antes de nada, comprobaremos que nuestro entorno sea seguro; es decir, que nuestra acción no implique peligro para nuestra propia vida o la de los demás». Por ejemplo, si detenemos nuestro vehículo en el carril de la calzada por la que viajamos para ayudar en un accidente de tráfico.