Redacción, 10-02-2015.- El asma será la protagonista de la conferencia que el jefe de Alergología del CHUAC, el doctor Antonio Parra, ofrece en Afundación, dentro del ciclo de Charlas Saludables que organiza la Xerencia de Xestión Integrada de A Coruña en colaboración con La Voz de Galicia. En este encuentro se analizaran los avances en el tratamiento de esta enfermedad que tiene una especial prevalencia en la costa gallega.
Fernando Molezún, en La Voz de Galicia, entrevista al Dr. Parra.
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—¿Por qué hay tantos casos de asma en Galicia?
—La prevalencia es del 8 o 9 % de la población, la mayoría niños. Y en Galicia sí tiene una prevalencia un poco mayor que en otras zonas, porque tenemos una gran presión ambiental de ácaros y por eso hay mucha alergia que deriva en asma.
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—Y los casos de alergia no dejan de aumentar. ¿Es cierto aquello de que la vida aséptica que llevamos nos hace más vulnerables?
—Es verdad, hay experiencias que así lo demuestran. En Vitoria se hizo un estudio con unas familias gitanas que vivían en chabolas y que al pasar a vivir en pisos, en tan solo dos generaciones, pasaron de no registrar ningún caso de asma a desarrollar la misma prevalencia que sus vecinos.
Los factores ambientales son muy relevantes. La vida moderna de las sociedades desarrolladas se suele asociar con una alta prevalencia de enfermedades alérgicas en parte debido a que el sistema inmune está dormido por no tener a qué atacar y acaba volviéndose contra cosas que no deberían dar problemas, como los ácaros.
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—¿Y qué se puede hacer al respecto?
—Por un lado está la prevención primaria, intentar evitar que se desarrolle el asma, evitando previamente las alergias. Pero ahí poco hay que hacer porque los estudios son poco concluyentes. Y por otro lado está el evitar la exposición a los factores que desarrollan la alergia. Pero para que las medidas contra los ácaros sean eficaces hay que observarlas a rajatabla, hay que ser muy metódico: colocar una funda anti ácaros en el colchón, ventilar y retirar el polvo constantemente, quitar la humedad… Como no se apliquen todas las medidas a la vez la eficacia es limitada.
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—¿No existen tratamientos milagrosos contra el asma?
—Los tratamientos han evolucionado, pero no han cambiado tanto. Seguimos dependiendo de medicamentos que son mejores y más eficaces, con dispositivos de inhalación que cada vez son más fáciles de usar y fármacos que llegan más abajo en el bronquio. Pero el gran problema del asmático es el mal cumplimiento del tratamiento. Tendemos a utilizar la medicación cuando tenemos una crisis, pero en cuanto nos encontramos mejor, nos olvidamos y el problema vuelve a aparecer. Lo más complicado es conseguir que el paciente siga bien el tratamiento, que haga bien las cosas y utilice correctamente los fármacos. Hay quien no es capaz de utilizar bien un inhalador por mucho que se lo proponga.
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—Y si se trata de un niño, más complicado todavía, ¿no?
—Al revés. La fisioterapia respiratoria y todo lo que es educación para la respiración es una técnica que los niños aprenden rápidamente. Un niño asmático bien tratado con fármacos es muy agradecido. No hay nada mejor para un alergólogo que recibir a un paciente con una enfermedad alérgica de poco tiempo de evolución, porque la respuesta al tratamiento es maravillosa. Si llegas a tiempo incluso puedes prevenir el desarrollo de asma. Por eso, los niños suelen responder mejor que los adultos al tratamiento.
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—¿El asmático está condenado a serlo toda su vida?
—Aquí hay que diferenciar de nuevo los distintos tipos de asma. Si es un niño pequeño con un asma derivada de infecciones respiratorias y no de alergias, ese asma tiene un pronóstico excelente y suele curarse casi siempre. Pero hay casos con pronósticos no tan buenos. Hay que individualizar, ir caso por caso tanto para el diagnóstico como para el tratamiento.
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—Esos casos más complejos, ¿hasta dónde puede llegar su gravedad?
—El asma puede llegar a ser mortal. Afortunadamente, la inmensa mayoría de los pacientes se mueven en un rango de asma leve o moderada. Pero hay casos de asma grave y de difícil control que son las que generan mayor gasto sanitario por ingresos hospitalarios. Aunque la prevalencia de asma es cada vez mayor, los ingresos y la mortalidad son cada vez menores.
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—No hace mucho era habitual ver a chavales asmáticos exentos de la clase de gimnasia.
—Lo de no dejar hacer ejercicio a los chavales es un error que arrastramos durante años, pero que afortunadamente ya está superado. Es fundamental. En términos de antiinflamación o de tratamiento para el asma un ejercicio regular es equivalente a unas dosis bajas de corticoides inhalados. Pero primero hay que tratar el asma, controlarlo y a continuación empezar a hacer ejercicio como el que más, porque si no puede ser un desencadenante del asma.
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