Redacción, 06-05-2021.- El asma es una enfermedad inflamatoria de la vía respiratoria, donde participan diferentes células y mediadores de la inflamación, condicionada en parte por factores genéticos que cursa con hiperrespuesta bronquial u obstrucción variable, total o parcialmente reversible, ya sea con medicación o de forma espontánea. Al ser una enfermedad crónica, el objetivo es mantener el control de la patología y evitar el riesgo futuro, especialmente de las agudizaciones, que puede poner en riesgo la vida del paciente.
Tal y como recoge Quirónsalud, ante la presencia de síntomas como ruidos al respirar, tanto de día como de noche, cuadros «pitos» o de dificultad respiratoria al ejercicio y o después del mismo, o al entrar en contacto con animales, o ciertas épocas del año, en pacientes alérgicos, cuadros bronquiales persistentes o frecuentes, utilización de medicamentos broncodilatadores (inhaladores), se debe consultar con el médico para estudiar la posibilidad de padecer asma
Tal y como explica el jefe de la Unidad de Neumología del Hospital Ruber Internacional, Jesús Escobar, el médico realizará los estudios pertinentes para su diagnóstico (historia clínica, analíticas, estudios alérgicos, estudios de función respiratoria, test de broncodilatación y pruebas de provocación), entre otras.
«La prevalencia de asma está aumentando, probablemente en relación con el desarrollo industrial. Esta circunstancia se pone de manifiesto en varios estudios transversales con atención especial a agentes contaminantes», asevera el doctor Escobar.
La media de la prevalencia de asma infantil en España es del 10 %, similar a la de la Unión Europea, siendo mayor en las zonas costeras. «Las diferencias de prevalencia han sido explicadas por diversos autores en relación con factores genéticos, proporción de población inmigrante, factores medioambientales, organizativos y asistenciales de los distintos Servicios Autonómicos de Salud», indica el experto.
«Dentro de los desencadenantes estarían la polución, pólenes, epitelios de animales, cucarachas, hongos, virus, bacterias, maderas, metales, leche de vaca, alimentos, hongos, fármacos, venenos de himenópteros, etc.», asevera el neumólogo.
Según el especialista de Ruber Internacional, la limitación al flujo aéreo y los síntomas que desencadena pueden resolverse de forma espontánea o en respuesta a la medicación e incluso permanecer ausentes durante algún tiempo en un paciente determinado.
El control del asma es el grado en el que sus manifestaciones están ausentes o se ven reducidas al máximo por las intervenciones terapéuticas y cumplen los objetivos del tratamiento. «Refleja en buena medida la idoneidad del tratamiento.