La Nueva España, 04-04-2016.- Aumenta el censo de pacientes asturianos a los que su situación económica o su discapacidad, eximen del pago de los medicamentos hasta casi duplicar el que tenía el primero de julio de 2012, día del inicio del sistema de copago farmacéutico en la región. Durante estos dos años y medio, Asturias ha decrecido la población sanitaria mientras se disparaban los enfermos de rentas bajas, exentos de participar en eso que los más críticos llaman el “repago” de las medicinas y que en el verano de 2012 instituyó seis tipos distintos de aportación en función del nivel de renta del usuario.
El tiempo transcurrido desde el lanzamiento de la fórmula, y sobre todo la virulencia del impacto del ciclo crítico sobre las economías familiares, han corregido el efecto del modelo sobre las arcas públicas, tendiendo a ampliar sin parar el sector de los que tienen derecho a la gratuidad de sus medicinas y a reducir sin excepción todos los demás, aquéllos que sí contribuyen, más cuanto más alto sea su nivel de renta, abonando entre el diez y el sesenta por ciento del precio de los fármacos.
Los exentos de todo pago, ese grupo particularmente vulnerable que abarca a las personas con discapacidad, a los receptores de rentas de inserción social o pensiones no contributivas y a los parados que hayan agotado el subsidio de desempleo, eran algo menos de 30.000 en 2012 y han crecido hasta superar los 56.600 en 2016. Su ascenso, su expansión sostenida en mitad de una región de demografía sanitaria declinante, alcanza un 93 por ciento en apenas cuatro años que pone en evidencia hasta qué punto los efectos de la crisis han ido amortiguado progresivamente por la vía de los hechos, el ahorro del copago farmacéutico que Asturias abrazó el 1 de julio de 2012 por imperativo del Gobierno de España en cumplimiento del Real Decreto elaborado por el Ministerio de Sanidad.