Redacción, 31-01-2019.-“La práctica de ejercicio físico durante el embarazo favorece el control del peso y evita la ganancia ponderal excesiva, favorece la corrección postural, aumenta el bienestar psicológico, disminuye las molestias digestivas, mejora la calidad del sueño, favorece la recuperación tras el parto y prepara física y psicológicamente a la mujer para el parto”, explica Rafael Puerto, responsable de la Unidad Movimiento + Salud, perteneciente al Área de Salud Deportiva del Hospital Vithas Nisa Sevilla.
La actividad física practicada por la futura madre también es beneficiosa para el feto, tal como ratifica la Fundación Española del Corazón: “El ritmo cardiaco de los bebés cuyas madres habían realizado ejercicio es más bajo, el riesgo de sufrir taquicardias durante el parto es menor, lo que beneficia al recién nacido y evita complicaciones”.
Tal y como recoge Vithas, varios estudios defienden que “el ejercicio físico durante el embarazo previene la aparición de preclamsia, hipertensión arterial, excesiva ganancia de peso y diabetes gestacional”. Según los estudios, la vascularización y la oxigenación fetal no se ven afectadas por la actividad física, manteniéndose siempre un flujo sanguíneo que garantice el desarrollo intrauterino.
Finalmente, existe un consenso en indicar la conveniencia de realizar una práctica regular de ejercicio físico de intensidad y volumen moderados en embarazadas de bajo riesgo.