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. / M.A.L.).- El gerontólogo estadounidense Robert Butler, cuando se hallaba en un momento fructífero de su larga carrera médica, falleció el 4 de julio de 2010, víctima de los estragos que le había causado una leucemia aguda. Titánico defensor de la dignidad de la vejez y de los derechos propios de las personas en edad gerontológica, Butler había nacido en 1924 en Nueva York. En 1974 se le concedió el Premio Pulitzer por su aplaudido ¿Por qué sobrevivir? Envejecer en EEUU, un ensayo sobre la longevidad en ese país. En 1976 había fundado el Instituto Nacional de Envejecimiento, institución pionera de la gerontología.
Conocido por sus múltiples trabajos con la tercera edad, Robert Butler, además, era médico psiquiatra, fundó en 1975 el National Institute of Aging. Él mismo fue víctima de un padecimiento que suele afectar a las franjas de la tercera edad: el Parkinson. Pero jamás traicionó su sano sentido del humor con unas gotas de fina ironía, a s entender recomendables. «No hay que exagerar —replicaba a quienes se compadecían de su mal—, la vida de los hombres fue creada para un plazo concreto, ya tengo 66 y a esa edad la gente de antes, hacía tiempo que había muerto o la habían matado».A partir de haber recibido el diagnóstico de Parkinson, Butler se dispuso a afrontar tareas de investigación del tratamiento contra el alzheimer como una de las prioridades de la investigación nacional en los Estados Unidos. Siete años después, creaba el primer departamento geriátrico nacional en la escuela el Mount Sinai School of Medicine, en la ciudad de Nueva York. Durante años impartió clases sobre geriatría, firmó cientos de artículos científicos y ejerció como editor de la revista Geriatría (1986-2000).
Butler ha pasado a la historia de la Medicina como el forjados del término edaísmo, por medio del cual criticaba la discriminación social de las personas de avanzada edad. Por el contrario, defendía que la vejez puede ser una etapa productiva y saludable.
Durante años dirigió su último gran proyecto, el Centro Internacional de Longevidad de Nueva York, que llegó a disponer de diez sedes repartidas por el mundo. Fue también autor del libro Amor y sexualidad después de los 40, que escribió con su segunda mujer, Myrna I. Lewis.