Redacción, 18-12-2013.- La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y las cuatro sociedades y asociaciones nacionales de medicina del trabajo SEMST, AEEMT, SESLAP y ANMTAS se han unido para poner en marcha el programa ‘Carpe Diem’, la primera campaña de diagnóstico precoz de la EPOC y del tabaquismo específicamente dirigida a la población activa.
Actualmente, la prevalencia de la EPOC en adultos de 40-80 años en España es de alrededor del 10 por ciento. El impacto clínico, social y económico de la EPOC supera al del cáncer y el Alzheimer y es la enfermedad respiratoria que causa más muertes. Se calcula que genera el 35 por ciento de las incapacidades laborales, que tiene un coste de 528 millones de euros anuales y que causa 18.000 muertes al año en España, ocho veces más que los accidentes de tráfico. Sin embargo, se conoce poco, está sin diagnosticar en el 75 por ciento de los casos y se suele detectar en fases avanzadas, cuando ya es muy difícil modificar su evolución y pronóstico.
Según los dos grandes estudios epidemiológicos en EPOC, la tasa de infra diagnóstico se ha mantenido prácticamente inamovible en los últimos 15 años: en el IBERPOC (1997) era del 78,3 por ciento y en el EPI-SCAN (2008) del 73 por ciento. Con el fin de promover un diagnóstico y seguimiento médico tempranos de la EPOC, los especialistas en neumología y en medicina del trabajo, con el apoyo de Menarini España, han decidido unirse e impulsar el Programa ‘Carpe Diem’ (Campaña de Actuación y Registro Precoz de la EPOC Dirigida a Empresas). Éste se dirige específicamente a la población activa, uno de los colectivos con mayor prevalencia de tabaquismo (más del 30 por ciento en hombres y más del 28 por ciento en mujeres según la Encuesta Nacional de Salud) y, por tanto, con mayor riesgo de acabar desarrollando EPOC.
El Programa permitirá llevar a cabo un diagnóstico y tratamiento individualizado de su tabaquismo, detectar precozmente la EPOC mediante la realización de una espirometría a los trabajadores y hacer un seguimiento médico para mejorar el pronóstico de la enfermedad y reducir el absentismo laboral entre este colectivo.
La espirometría, indispensable
Las principales Guías de Manejo Diagnóstico y Terapéutico de la EPOC (GOLD y GesEPOC) establecen que debe realizarse una espirometría a todo fumador mayor de 40 años con síntomas respiratorios, independientemente de su puesto de trabajo. Pero la realidad es otra. El acceso a esta prueba no siempre es óptimo y hay un porcentaje de población trabajadora a quien no se explora específicamente para descartar la presencia de EPOC.
La espirometría es una herramienta indispensable para diagnosticar y graduar la intensidad de la EPOC. Es sencilla, no invasiva, rápida, eficiente y barata y consiste en que el paciente, tras una inspiración máxima, expulse todo el aire de sus pulmones en un aparato que mide su capacidad pulmonar (cuánto aire puede sacar de los pulmones en un segundo y la cantidad total de aire que puede expulsar).
Mejorar la sospecha de EPOC es crucial porque la enfermedad tiende a empeorar con el tiempo. Un diagnóstico y tratamiento precoces pueden modificar su avance y pronóstico y están estrechamente ligados a una mejora de la calidad de vida y la supervivencia de los afectados. Además de contribuir a un ahorro futuro para el sistema sanitario.
Actualmente, la EPOC es una de las principales causas de frecuentación de consultas y de utilización de recursos sanitarios, tanto en atención primaria como en especializada. En concreto, origina un 10-12 por ciento de las consultas en atención primaria, un 35-40 por ciento de las consultas en neumología y un 7 por ciento de los ingresos hospitalarios en nuestro país.
Falta de aire, tos y flemas, signos inequívocos de EPOC
La EPOC está estrechamente ligada al hábito de fumar. El tabaquismo es el principal factor de riesgo y la única causa de EPOC en más del 80 por ciento de los casos. Cuanto mayor es la cantidad de cigarrillos fumados al día y el tiempo que se lleva fumando, mayor es el riesgo de empezar a tener síntomas respiratorios crónicos, como sensación de ahogo, tos y expectoración.
Puede que no haya síntomas en las fases iniciales de EPOC o, si los hay, que erróneamente se atribuyan a los efectos del tabaco (la mal llamada tos del fumador) o al envejecimiento, ignorando la importancia que realmente tienen. En la mayoría de los casos, son un signo claro e inequívoco que advierte de la presencia de EPOC.
La sensación de falta de aire, disnea, es el síntoma más característico y el más importante. Evoluciona de forma lenta pero progresiva; al principio sólo aparece al realizar esfuerzos como subir unas escaleras o caminar deprisa por una cuesta, pero en las fases más avanzadas de la enfermedad aparece en reposo e impide hacer las labores habituales. La tos y las flemas suelen aparecer al cabo de 5 ó 10 años de fumar y suelen ser más frecuentes y abundantes al levantarse por la mañana. También deben hacer sospechar de EPOC los resfriados y catarros que duran más que en otras personas, con tos persistente y flemas.