Redacción, 28-06-2014.-Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han descubierto que el microambiente que controla las células madre hematopoyéticas puede ser una diana terapéutica para enfermedades mieloproliferativas, como la leucemia mielomonocítica crónica o juvenil y la leucemia mielógena crónica atípica.
El hallazgo, publicado en la prestigiosa revista ‘Nature’, demuestra que estas neoplasias mieloproliferativas solo se manifiestan tras producirse un daño en el microambiente que sustenta y controla a las células troncales productoras de las células sanguíneas y del sistema inmune, es decir, las llamadas células madre hematopoyéticas.
Por lo tanto, apuntan los autores, proteger este microambiente o «nicho» supondría una nueva vía para tratar estas enfermedades, para las que hasta ahora no existe un tratamiento totalmente efectivo.
En condiciones normales, el microambiente es capaz de controlar la proliferación, diferenciación y migración de la célula madre hematopoyética, y cuando sufre una alteración genética determinada, se produce un daño inflamatorio en el microambiente y se pierde el control sobre ella.
Sin embargo, según ha explicado Simón Méndez-Ferrer, director del grupo de Fisiopatología del CNIC que ha liderado la investigación, ahora han visto que este daño «puede prevenirse o revertirse mediante tratamientos dirigidos sobre el nicho».