Redacción, 25-07-2020.- Las pediatras Quirónsalud Huelva, María José Gil Domínguez y de Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla Concepción Hidalgo Figueroa, explican que en verano los días son más largos, hay más horas de luz y suelen cambiarse los hábitos de actividades en los niños, horarios para irnos a la cama; y esto suele afectar al sueño.
Tal y como recoge Quirónsalud, los niños necesitan su descanso diario que oscila entre las 18 a 20 horas de sueño en un recién nacido y en y debemos cumplirlo para preservar su salud, siguiendo unas pautas que eviten interferencias en su sueño fomentando hábitos saludables, para ello es importante sincronizar y encontrar armonía entre nuestro «reloj jefe» o central (regido por la luz-oscuridad) con los «relojes periféricos» (reloj de la alimentación, de los hábitos sociales, de la tecnología, o de la actividad física).
La dra. María José Gil hace hincapié en la importancia en establecer una rutina y horarios en los niños, que tienen un «reloj» generalmente bien programado, y esos horarios y rutinas se ven constantemente alterados en verano, lo que genera secundariamente la alteración de la programación de ese «reloj».
A continuación, las pediatras señalan 7 sencillas pautas en las que todos saldrán beneficiados.
- Hábitos alimentarios. Limitar el consumo de alimentos y bebidas estimulantes, cenas pesadas (es recomendable la leche).
- Regularidad del ritmo sueño-vigilia. Establecer un horario regular y flexible para transformarlo en hábito, levantarle siempre a la misma hora, aunque haya dormido poco para fortalecer su ritmo circadiano aprovechando la luz solar por la mañana.
- Rituales. Instaurar rituales que indiquen que es la hora de dormir (cepillado de dientes, cuento, apagar luz…).
- Actividad y ejercicio físico. Limitar las actividades estimulantes antes de acostarle (juegos, deportes competitivos, películas de acción).
- El dormitorio para dormir. Dentro de lo posible no utilizar el dormitorio para otras actividades que no sean ir a dormir para que el niño asocie su dormitorio exclusivamente al descanso.
- Factores ambientales. Mantener la habitación de nuestros hijos en unas condiciones óptimas: controlar el ruido excesivo, calor o frío (entre 18-22 grados), evitar demasiada sequedad o humedad, una adecuada ventilación, utilizar una cama grande y no excesivamente dura.
- Preocupaciones y/o alteraciones emocionales. Averiguar la existencia de problemas en casa, entorno, amigos, que puedan generar inestabilidad emocional y que puedan interferir en el inicio y el mantenimiento del sueño.