Redacción, 19-05-2020.- Ni los óvulos ni los espermatozoides son vulnerables al coronavirus, sin embargo las relaciones sexuales no están exentas del contagio, ya que el líquido seminal contiene otras células, además de los espermatozoides, que si pueden ser atacadas por el virus, según recoge la Clínica MARGen.
En cuanto a la fertilidad, la pandemia puede tener un efecto negativo en la capacidad reproductiva de hombres y mujeres, tanto de manera directa, en los órganos reproductores, como por los efectos tóxicos de desinfectantes medioambientales, la ansiedad causada por las condiciones de confinamiento y, sobre todo, por algunos tratamientos antivirales.
En un estudio publicado en la revista Reproductive Biomedicine Online, el doctor Jan Tesarik, director de la clínica MARGen de Granada, ofrece una visión optimista y constructiva del futuro de los tratamientos de infertilidad, durante y después del COVID-19, y analiza su impacto en las parejas con problemas de fertilidad: “Ni los espermatozoides ni los óvulos poseen los componentes que pueden ser utilizados por el virus como puerta de entrada: la enzima convertidora de angiotensina tipo 2 (ECA2), particularmente abundante en la superficie de las células epiteliales de los alveolos del pulmón (neumocitos), el puerto de entrada preferente del virus».
Las moléculas ECA2 están presentes en células de los conductos nasales, del intestino, de los riñones, de la vejiga y del corazón, que representan potenciales vías alternativas de la entrada del virus en el organismo.
“La ausencia de las moléculas ECA2 en los espermatozoides y los óvulos -señala Tesarik- excluye la transmisión del COVID-19 en la fecundación in vitro, realizada mediante la microinyección del espermatozoide en el citoplasma del óvulo (ICSI). Una conclusión confirmada empíricamente por la ausencia de la transmisión vertical (de los padres a los hijos) de la enfermedad”.
Sin embargo, la transmisión del hombre a la mujer en el acto sexual no se puede excluir. De hecho, un estudio reciente ha detectado la presencia del virus COVID-19 en el eyaculado de algunos hombres afectados por la enfermedad.
El eyaculado contiene varios otros tipos de células, además de los espermatozoides, que pueden transmitir el virus, aunque ningún caso real de transmisión sexual aún ha sido documentado.
“La ventaja de la ICSI -indica el doctor Tesarik- es que todas las células, que no sean el espermatozoide por inyectar, se eliminan, y la transmisión es imposible. También es imposible la transmisión de la mujer al hombre en el acto sexual, porque el virus esta ausente en la vagina”.