Redacción, 02-03-2015.- Tener un botiquín en casa, imprescindible, no debe ser una disculpa para acumular medicinas. El botiquín debe tener los medicamentos y productos sanitarios necesarios para tratar dolencias leves que no necesiten una asistencia médica. Pero un error común es utilizarlo como un almacén con restos de medicamentos.
Una encuesta de Eroski Consumer refleja que al 77% de los ciudadanos les sobran medicinas una vez terminan el tratamiento prescrito y uno de cada dos las conserva en casa. Pero cómo explican en su web, para hacerlo con seguridad, hay que atender unas pautas de conservación y revisar la fecha de caducidad y, por supuesto, cuando estén en desuso o hayan caducado, seguir unas normas de eliminación. Lo primero es que las medicinas se deben dejar siempre fuera del alcance de los niños.
Se aconseja guardarlas, incluso los de uso más común, en su propio envase y con su prospecto, por si existen dudas sobre las indicaciones o conservación. No hay que mezclar los medicamentos en un mismo envase y de manera rutinaria se deben revisar las fechas de caducidad.
Además, es de gran ayuda tener a mano estos datos ante una reacción adversa al medicamento o una intoxicación. Los medicamentos en casa deben conservarse en un lugar seco y fresco, y no exponerlos a la luz del sol ni cerca de fuentes de calor, ni en lugares que experimenten cambios de temperatura o de humedad, como sucede en la cocina o el baño.
Lo mejor es guardarlos dentro de su envase a temperatura ambiente, a excepción de los que deban conservarse en el frigorífico. Aquellos que se alteran por la acción del calor (termolábiles) llevan en el envase marcado el símbolo Q, o un asterisco, y recogen en su prospecto las condiciones de conservación con leyendas como «conservar en el frigorífico dentro de su propia caja» o «no congelar».
Los hay que deben conservarse entre los 2 ºC y los 8 ºC, pero nunca en el congelador, y otros que requieren una temperatura ambiental por debajo de los 25 ºC. Entre los que hay que almacenar en la nevera están las vacunas, las insulinas, algunas gotas oculares y antibióticos, el glucagón (agente hiperglucemiante) y algunas suspensiones una vez preparadas.
No se deben colocar en las puertas del frigorífico, ya que al abrirlas se producen variaciones de temperatura. De algunos, como la insulina, solo es necesario conservar los viales nuevos en la nevera; el que se está utilizando puede estar a temperatura ambiente, si no hay peligro de que sufra cambios térmicos.
Qué hago con las medicinas que sobran
Ahora, cuando los fármacos en desuso se llevan a la farmacia, se depositan en los contenedores del Sistema Integral de Gestión del Medicamento (SIGRE). Se trata de una entidad sin ánimo de lucro que garantiza una correcta gestión medioambiental de medicamentos de origen doméstico y de sus envases, constituida por el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos de España, Farmaindustria y la Federación de distribuidores farmacéuticos (FEDIFAR).
Deben llevarse todos los restos de medicamentos, sean caducados o no utilizados, los envases que hayan estado en contacto con medicinas (frascos, blísteres, tubos, aerosoles, ampollas, etc.) y las cajas de cartón y envases de medicamentos de todo tipo, que tengan algún resto o estén vacíos (y nunca en el contenedor azul del papel, ni al amarillo de los envases, ni al contenedor verde de vidrio). Pero no todo vale. SIGRE recuerda que no hay que depositar agujas, gasas, termómetros, radiografías, productos químicos ni pilas.