Redacción, 08-05-2020.- Las consecuencias de la actual crisis sanitaria son muchas, y una de las que nos puede llegar a afectar es el insomnio.
Tal y como recoge Quirónsalud, la falta de sueño perjudica nuestra calidad de vida y puede llegar a tener consecuencias fatales sobre nuestra salud.
Con una buena rutina, ejercicio físico y una adecuada gestión del estrés podemos evitar esas temidas noches en blanco.
La neuróloga de Quirónsalud Tenerife y Costa Adeje Alessia Pepe nos da una serie de pautas para evitar que el COVID-19 se lleve también nuestro descanso:
- Respetar horarios regulares tanto para acostarnos como para levantarnos cada día, con un mínimo de 8 horas de sueño nocturno.
- Mantener una rutina diurna con horarios regulares de comidas, tareas y actividades de ocio.
- Realizar ejercicio diariamente, a ser posible por la mañana o por la tarde.
- Tomar algo de sol cada día, pues la luz solar nos ayuda a sincronizar nuestro ritmo circadiano con el horario solar lo que nos permitirá mejorar el sueño nocturno.
- No beber café ni alcohol ni fumar tabaco después de las cuatro de la tarde.
- Evitar las siestas largas de más de 30 minutos y nunca después de las 16 horas.
- Gestionar el estrés de forma adecuada. Para ello es importante que tratemos de mantener el contacto diario con familia y amigos; que, en caso de que tengamos hijos, les dediquemos tiempo; y que realicemos ejercicios de relajación.
- Limitar el acceso a las noticias sobre el COVID-19 a una vez al día y evitar que sea por la noche.
- Desarrollar actividades relajantes antes de acostarnos y eludir la exposición a la luz de los dispositivos electrónicos.
- Respetar el lugar de descanso y sólo ir a la cama cuando sea el momento de dormir.
La experta indica que si este conjunto de acciones no nos ayudan a tener un sueño de calidad y reparador, se puede considerar el uso de fármacos hipnóticos, siempre bajo supervisión médica. No obstante, la neuróloga de Quirónsalud Tenerife y Costa Adeje apunta que este tipo de tratamientos deben ser limitados en el tiempo y no mantenerse más allá de 4-8 semanas, o incluso menos, si se resuelve antes la situación de estrés personal, para evitar que se cronifique su uso.
En el caso de las personas que sufren insomnio crónico es importante que intenten no incrementar la dosis de fármacos ya pautada y que traten de aplicar de forma estricta todas las medidas descritas.
Para personas con otros trastornos del sueño (apneas obstructivas, narcolepsia, síndrome de piernas inquietas o parasomnias) es importante que mantengan sus respectivos tratamientos.