Redacción, 29-01-2021.- La salud física y mental están íntimamente relacionadas, de ahí que si flaqueas de una es posible que también falle la otra. Esto les tiende a suceder a las personas que sufren de estrés crónico o ansiedad. Además de bajar las defensas del sistema inmune y con ello ser más propenso a contraer resfriados o infecciones, el estrés está detrás de la carencia de vitamina B, la cual cumple unas funciones muy relevantes en el organismo, según recoge El Confidencial.
La vitamina B no es solo una, sino que consta de ocho diferentes que trabajan juntos para mantener al cuerpo enérgico y funcionando a pleno rendimiento.
Además de fortalecer el sistema inmunológico, también aumentan la eficiencia del metabolismo y la producción constante de neurotransmisores como la dopamina o la serotonina, ambas relacionadas con la sensación de bienestar.
En comparación con otros nutrientes como las proteínas, necesitamos una cantidad muy pequeña de vitaminas, de ahí que se suelan medir en microgramos y miligramos. La mayoría de las vitaminas del grupo B se encuentran en la carne, las aves, los huevos, las verduras de hoja verde, las legumbres o las semillas, y el pan, de ahí que estén bien repartidas en nuestra dieta.
La B-1: Tiamina
Es clave a la hora de descomponer los azúcares que apoyan la función metabólica y también para la memoria. Las personas que tienen niveles bajos de esta vitamina pueden sentirse más irritadas, sufrir de visión borrosa o pérdida de apetito, además de poder tener unos reflejos deficientes, naúseas o debilidad muscular. La B-1 se encuentra en lo frijoles, el salmón, el hígado o el pan.
La B-2: Riboflavina
Es fundamental para convertir los alimentos en energía y sus deficiencias pueden llegar a causar lesiones en la boca, problemas en la piel, labios agrietados, pérdida de cabello o deficiencias en el sistema reproductor. Aproximadamente una taza de espinacas cubre un tercio de la cantidad diaria recomendada, por lo que es fácil mantenerla en sus justos niveles.
La B-3: Niacina
La B-3 ayuda a mantener los sistemas metabólico y digestivo a punto, ya que es la encargada de ayudar en la absorción de carbohidratos, grasas y proteínas. Si no tienes suficiente cantidad de niacina puedes experimentar fuertes dolores de cabeza, erupciones cutáneas, fatiga, problemas estomacales o depresión. Se encuentra en el arroz o en los champiñones, así como en una buena pechuga de pollo.
B-5: Ácido pantoténico
El B-5 ayuda al cuerpo a crear glóbulos rojos y metaboliza las grasas proteínas y enzimas. Una deficiencia de vitamina B-5 pueden hacer que te sientas más irascible, más cansado o sufrir calambres musculares y alteración del sueño.
B-6: Pirixodina
La B-6 mantiene el sistema nervioso saludable al convertir los alimentos en energía y crear nuevos neurotransmisores que luego enviarán mensajes a las neuronas de todo el cuerpo. Cuando no tenemos suficiente B-6, nuestro sistema inmune puede debilitarse, al igual que resentirse el estado de ánimo. En casos extremos puede llegar a provocar convulsiones.
B-7: Biotina
Ayuda a la producción de enzimas importantes para la digestión y el metabolismo. Tener deficiencia de B-7 puede causar conjuntivitis, pérdida de cabello, letargo, depresión y, ocasional y muy puntualmente, alucinaciones.
B-9: Folato
Juega un papel determinante en la producción de glóbulos rojos y en la división celular, así como en la réplica y síntesis del ADN. Por ello, se prescriben suplementos para las mujeres embarazadas. No obtener una suficiente cantidad de vitamina B-9 puede provocar dolores de cabeza, cansancio, debilidad y dificultad para respirar.
B-12: Cobalamina
La más importante, ya que fomenta la producción de ADN y apoya al sistema metabólico así como la función cerebral. Algunos síntomas de deficiencias de B-12 incluyen piel pálida o amarilla, úlceras en la boca, mareos, irritabilidad y, de nuevo, sensaciones depresivas o ansiosas.