Redacción, 02-02-2018.- El tratamiento de la gripe es sintomático mediante analgésicos y antitérmicos, pero podemos aliviar los síntomas y mejorar la recuperación con unos pequeños consejos alimentarios. El Dr. José Manuel Fernández García, Coordinador del Grupo de Trabajo de Nutrición SEMERGEN, ofrece una serie de recomendaciones para combatir esta enfermedad, basándose en una dieta saludable y equilibrada.
Es importante incrementar el consumo de líquidos a 1.5 o 2 litros diarios siempre que no exista contraindicación de sobrecarga como puede suceder en ciertas enfermedades cardiacas o renales. Esta ingesta incluye en forma líquida no sólo el agua, sino purés, sopas, caldos, consomés, zumos o infusiones que apetecen más en situaciones febriles y pueden espaciarse en pequeñas ingestas a lo largo del día. De esta manera se repone el líquido, las sales y los minerales que se pierden por el sudor.
Además hay que aumentar la ingesta de alimentos ricos en vitaminas C, A y B. Los alimentos ricos en vitamina C son antioxidantese e inmunoestimulantes. Esta vitamina abunda en los cítricos (naranja, limón, kiwi) y en las verduras de hoja ancha y verde como espinacas o acelgas. Su posibilidad de cocinarlas en cremas o purés, o de hacer zumos con las frutas señaladas, los convierten en la primera opción alimentaria. Por otra parte los alimentos que contienen vitamina A tienen un efecto estimulante inmune, y están presentes en verduras y pescados azules como la caballa, la sardina o el bonito. Y por último, los alimentos ricos en vitamina B refuerzan el sistema inmune. Los cereales integrales, las legumbres, las verduras y y ciertas carnes como la de ternera son ricos en esta vitamina.
Los alimentos ricos en zinc, presente en huevos, hortalizas y verduras (apio, berenjenas o espárragos) principalmente, también son buenos para la gripe.
Para los casos en que no exista diarrea asociada, ni contraindicaciones como en la intolerancia o alergia a lactosa, o en diabetes, es aceptable acompañar los antitérmicos con un vaso caliente de leche con miel. La miel contiene vitaminas y minerales muy recomendables, al mismo tiempo que mejora el sabor de la leche facilitando su ingesta.
Durante la fase de enfermedad de la gripe, e incluso unos días después, podemos no tener hambre y reducir la ingesta. Aunque ésta se recuperará de manera progresiva, conviene seguir una dieta con abundantes líquidos que además de restituir el que se pierde en el sudor, permite expulsar más fácilmente las mucosidades que se producen durante la enfermedad.