Redacción, 22-05-2014.- La Directora General de Laboratorios Fridda Dorsch, Coral Márquez, ha asegurado en una entrevista publicada en el Suplemento ‘Hoy Corazón’ que mantienen la filosofía que llevó a su madre a convertir su adversidad en una oportunidad cuando le diagnosticaron una enfermedad que le producía un envejecimiento prematuro. Tras tomar el testigo, la actual Directora General de la firma se enfrenta al reto de continuar con el legado de la empresa familiar que revolucionó el mundo de la Dermocosmética.
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Inés Domecq: ¿La base de sus productos sigue siendo el origen vegetal y marino?
Coral Márquez: La base de nuestros productos es lo que llamamos una cosmética ética activa, es decir, utilizar únicamente componentes de la mayor calidad y en proporciones efectivas. Nuestro objetivo es recurrir al máximo a fuentes naturales mediante procesos de extracción limpios y certificados tanto del mundo vegetal como marino. La mejor manera de mantener una piel sana y bonita es aportándole lo que va perdiendo por el paso del tiempo o por otros factores.
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Inés Domecq: Siempre han estado muy volcados en la investigación.
Coral Márquez: Dedicamos muchos esfuerzos a la investigación e innovación, lanzando una media de tres productos al año. Mantenemos una colaboración continua con especialistas en dermatología y antienvejecimiento, que junto con nuestro equipo técnico de químicos y farmacéuticos nos permite compartir la información científica más innovadora.
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Inés Domecq: ¿Qué proyectos profesionales tienen en Fridda Dorsch?
Coral Márquez: Nuestros últimos proyectos han sido el desarrollo de una línea de Factores de Crecimiento Epitelial y otra de Células Madre Vegetales, que, hoy, son los protagonistas de los estudios científicos más innovadores. En septiembre, lanzaremos una línea antienvejecimiento capilar.
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Inés Domecq: Destaca la faceta solidaria de la empresa. Por ejemplo, colaboran con un proyecto con albinos africanos.
Coral Márquez: Pensamos que las empresas debemos mantener una responsabilidad social corporativa. en nuestro caso, donde más podíamos ayudar es en el cuidado y salud de la piel. Por eso, nos atrajo el problema de los albinos en África. Allí, que las radiaciones solares son extremas, es donde hay más albinos, lo que provoca desarrollar tumores de piel, muchos en niños, y cegueras. A parte de su problema por la falta de melanina, sufren una discriminación por temas culturales, que les hace vivir con miedo permanente. Por todo esto, llevamos más de diez años colaborando con la ONG África Directo, en un proyecto en el que hemos desarrollado fórmulas para proteger este tipo de piel, además de dar formación a farmacéuticos voluntarios en nuestro laboratorio para que puedan fabricar los fotoprotectores, y que sea un proceso más económico y seguro. En marzo del año pasado, la directora técnica del laboratorio y yo viajamos a Mosi, Tanzania, donde fue emotivo ver la puesta en marcha del primer laboratorio de fotoprotectores para albinos.
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Inés Domecq: Y participan en otras iniciativas…
Coral Márquez: Sí, otro que me conmovió especialmente fue el acuerdo que hicimos con al ONCE para incorporar el Braille al packaging de nuestra línea Farma Dorsch y así facilitar el acceso a las 70.000 personas con discapacidad visual. Otro proyecto precioso es el de la Fundación Lucas Koch, donde un grupo de mujeres trabajan en la construcción de casas hogares adaptados y sostenibles para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad múltiple severa. Y, por otra parte, colaboramos en campañas contra el cáncer de mama.
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