Redacción, 17-05-2020.- Los profesionales asistenciales se han enfrentado a un nivel de estrés extremo y continuado durante más de 60 días. El hecho de enfrentarse a una situación con más incertidumbres clínicas que certezas y la enorme presión asistencial se suma a las realidades personales y familiares de cada profesional.
El cansancio de afrontar de manera continuada esta estresante situación no sólo es físico. “El agotamiento psicológico es real. Las personas que han estado en la primera línea se han enfrentado todos los días durante casi dos meses a la tensión de tomar decisiones muy difíciles –por la incertidumbre clínica- respecto a la intervención médica que pueden realizar con cada paciente” explica Soraya Bajat, jefa de Psicología del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela.
Tal y como recoge Sanitas, el estrés por el desbordamiento del trabajo se ha visto agravado por la gravedad de la situación. “Todos los profesionales, pero especialmente Enfermería, han convivido con el paulatino deterioro de muchos pacientes ingresados. A pesar de lo heroico de su comportamiento y del alto número de personas cuyas vidas han salvado, las enfermeras sienten tristeza y culpabilidad por no haber podido brindar más apoyo a los enfermos que han fallecido” añade la psicóloga.
La seguridad propia y de los pacientes ha sido probablemente el punto de mayor estrés para los profesionales. “En los hospitales de Sanitas hemos contado con EPI y con los recursos necesarios para realizar nuestro trabajo con el mayor nivel de protección. Es muy difícil dejar de pensar en todo lo que está pasando, incluso cuando terminamos nuestros turnos y regresamos a casa. La sociedad no ha visto lo que hemos vivido y probablemente sea mejor, pero puedo garantizar que ha sido una experiencia muy dura”, ha explicado Eduardo Morales, jefe de la UCI del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja.