Redacción, 15-04-2021.- La halitosis, que se define como un olor desagradable que procede del aliento de una persona y que proviene de la boca, la cavidad nasal, los senos paranasales o la faringe, es más común de lo que pudiera parecer.
Es la tercera causa de consulta al odontólogo y su prevalencia, que es muy variable al no haber criterios diagnósticos que la definan, se estima entre el 22 y el 50% de la población.
Según comenta el Dr. Agustín Soria, del Servicio de Cirugía Maxilofacial y Odontología del Hospital Nuestra Señora del Rosario (HNSR), “puede acabar generando en quien la padece falta de confianza, inseguridad, vergüenza o, incluso, causar ansiedad”.
Tal y como recoge el HNSR, este odontólogo subraya que “en el actual contexto de pandemia y debido al uso continuo de la mascarilla, están aumentando de forma considerable las visitas a la consulta de Odontología para abordar una patología ya existente, pero que no se sentía de igual manera al no llevar anteriormente cubierta la boca de manera duradera”.
Diagnóstico
Como detalla el Dr. Gerardo Clemente, jefe de Servicio de Hepatología y Gastroenterología del HNSR, la mejor técnica para efectuar el diagnóstico de la halitosis es el olfato, que se conoce como método organoléptico.
El paciente debe abstenerse del consumo de ajo, cebolla y comidas picantes en las últimas 24-48 h a la realización de la prueba.
“Si percibimos que el mal olor proviene de la boca, habrá que pensar en una enfermedad periodontal; si, por el contrario, procede de la nariz, mientras el paciente permanece con la boca cerrada, será más sugestivo de una enfermedad extrabucal”, aclara este experto, quien también apunta que hay otros sistemas de medida más sofisticados como son, entre otros, la cromatografía gaseosa, que detecta los compuestos volátiles del sulfuro (CVS), y el monitor portátil de sulfuro, que analiza el contenido total de sulfuro en aire espirado.