Redacción, 24-05-2016.- Las afecciones de la rodilla constituyen una de las principales causas de consulta médica, tanto en Atención Primaria como en Atención Especializada, según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN).
Los problemas en la rodilla pueden limitar seriamente la capacidad funcional de quien los padece, ya que esta articulación permite al cuerpo alzarse, caminar, correr, agacharse, saltar o girarse. Como explica Eduardo González Zorzano, experto médico de Cinfa, «se trata de una articulación muy compleja, cuyos problemas mecánicos puede estar provocados por diversas causas: desde un golpe o movimiento brusco, que puede causar un esguince o torcedura, hasta la edad, la obesidad, algunas enfermedades reumáticas, usar un calzado inapropiado o la práctica de algunos deportes, como el fútbol o el esquí».
Entre las lesiones y problemas de rodilla más habituales, se halla el esguince, la distensión o desgarro de músculos o tendones, la tendinitis -un dolor en la parte frontal de la rodilla que empeora al subir y bajar escaleras o cuestas-, las lesiones de menisco, posibles fracturas de hueso y la dislocación de la rótula.
Para mantener nuestras rodillas sanas, laboratorios Cinfa ofrece una serie de recomendaciones:
1. Presta atención a tu dieta., que sea equilibrada y rica sobre todo en vitaminas A, C, D, calcio y ácidos grasos Omega-3. Además, bebe agua en abundancia y rehidrátate tras realizar esfuerzos.
2. Controla tu peso. Ten en cuenta que cada kilo de más ejerce aproximadamente cinco kilos extra de presión sobre la rótula al bajar o subir escaleras, y una pérdida de 5 kg disminuye en un 50 por ciento los síntomas asociados a los dolores de rodilla.
3. Realiza ejercicio, pero con precaución. El ejercicio moderado más recomendable es nadar, pedalear o caminar. Pero siempre debes realizar un buen calentamiento antes de comenzar, y ejercicios de estiramiento y enfriamiento al acabar.
4. Mantén un buen tono muscular. Existen una serie de actividades físicas como la bicicleta -también la estática- o la natación, que te permitirán fortalecer la musculatura, especialmente el cuádriceps, sin sobrecargar las articulaciones. Es mejor evitar los deportes con carrera y salto; y en el caso de decantarse por correr, conviene hacerlo por una superficie lisa y suave como un sendero con césped, en lugar de por cemento.
5. Elige el calzado adecuado. Al realizar deporte, tu calzado debe sujetar bien el pie y proporcionar la amortiguación necesaria para la actividad que estás realizando. En la vida diaria, mejor no uses un tacón excesivo o suelas demasiado blandas o desgastadas, porque además de dolor y deformidad en los pies, este calzado puede sobrecargar y dañar las rodillas.
6. Recurre a las rodilleras. Las rodilleras son una solución terapéutica muy adecuada para prevenir y tratar las lesiones o dolor en esta articulación. Las terapias de frío/calor también son muy recomendables para aliviar el dolor y las molestias relacionadas con traumatismos, fracturas o distensiones que afectan a la rodilla.
7. Cuídate también en los desplazamientos largos, asegúrate de levantarte cada dos horas para mover y estirar las piernas. Y si trabajas sentado, haz descansos cada hora o realiza pequeños movimientos de piernas para prevenir la atrofia muscular.
8. Puedes recurrir a ciertos medicamentos. También los analgésicos, como el paracetamol, y medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como el ibuprofeno son una medida contra el dolor, pero su toma deberá ser siempre pautada por un médico.
9. Acude al médico en cuanto sientas dolor, para prevenir lesiones graves. También antes de realizar deportes de riesgo, sería recomendable que te sometas a un reconocimiento médico para cerciorarte de que tus rodillas se encuentran en óptimo estado. Sigue las indicaciones del especialista en cuanto al tratamiento, farmacológico o no.
10. No retomes tus actividades habituales hasta que el médico te lo permita. Por muchas ganas que tengas de volver a hacer deporte o una vida normal, no esperar el tiempo suficiente para que una lesión mejore o para que la rodilla se recupere tras una intervención, aumenta el riesgo de recaída o de futuras lesiones. En ocasiones, además, puede ser necesaria rehabilitación antes de retomar la actividad física.