Tal y como recoge Quirónsalud, la alteración en el proceso de tragar, es decir, del paso de la comida o bebida desde la boca hasta el esófago, ha visto aumentada su prevalencia con motivo de la llegada de la Covid-19, advierten los especialistas de esta unidad, que valora al paciente con disfagia y pauta de forma individualizada tanto su dieta como su rehabilitación.

Esto se debe a que, entre los diversos factores que ocasionan la disfagia, se encuentran enfermedades asociadas al nuevo coronavirus que producen una alteración en la forma de tragar -como la polineuropatía del paciente crítico, la sarcopenia o patología neurológica como el ictus o el síndrome de Guillain-Barré- y procedimientos que pueden ser necesarios durante el ingreso hospitalario en una UCI, como las técnicas de intubación y las traqueotomías -por el trauma laríngeo, la disminución de la sensibilidad en la laringe, la alteración de reflejos (como el gastroesofágico) o la alteración en la coordinación entre la respiración y la deglución-.

«En ocasiones, los pacientes debutan con un aumento de secreciones o febrícula vespertina que puede pasar desapercibida hasta que se complica con una neumonía; algo que, en pacientes convalecientes de Covid-19, supone un deterioro añadido pues, en muchas ocasiones, ya se encuentran en una situación de debilidad y muy afectados a nivel pulmonar», apuntan desde la unidad, insistiendo en la importancia de «descartar los problemas deglutorios en todo paciente extubado o que haya requerido una traqueotomía, y que esto se realice lo antes posible para evitar complicaciones».