Redacción, 25-03-2019.-La epilepsia es un trastorno neurológico complejo causado por un funcionamiento anormal esporádico de un grupo de neuronas y que puede resultar difícil de diagnosticar.
Tal y como recoge Vithas, el único síntoma que alerta de esta patología son las crisis epilépticas, pero como señala el Dr. Joaquín Ojeda, especialista en Neurología del Hospital Vithas Nuestra Señora de América de Madrid, “en ocasiones son la expresión de la enfermedad en sí misma, pero a veces son solo la manifestación de una enfermedad más amplia que afecta a múltiples órganos”.
Realizar un diagnóstico precoz y certero de la epilepsia resulta complicado, puesto que las crisis pueden ser confundidas con otras dolencias. Esta situación puede ocasionar ansiedad al paciente: “Un mal diagnóstico implica un mal control de la enfermedad. De hecho, en las unidades especializadas de epilepsia se estima que un 20% de los pacientes diagnosticados que son remitidos para una evaluación pre-quirúrgica por el fracaso de los tratamientos farmacológicos, no presenta epilepsia, sino otros trastornos, como pueden ser problemas cardiológicos, trastornos psicogénicos o trastornos del sueño”.
Para establecer el tratamiento idóneo para cada paciente es fundamental, además de un diagnóstico certero de la enfermedad, conocer el tipo de epilepsia. “Hasta un 40% de los pacientes con epilepsia tiene un diagnóstico genérico, es decir, no se ha podido identificar la causa última de su trastorno. Si bien es cierto que existen fármacos de amplio espectro, eficaces para cualquier tipo de crisis, algunos fármacos son más adecuados que otros dependiendo de las crisis epilépticas que se presenten, de ahí la importancia de conocer la genealogía de la patología”, apunta el Dr. Ojeda.