Redacción, 21-10-2020.- El periódico «El Mundo» entrevista a la pediatra María Buades, del Hospital Quirónsalud Palmaplanas, sobre la incidencia del COVID-19 en niños, tras la apertura de los colegios.
Compartimos con ustedes las cuestiones más relevantes de este documento:
Pregunta.-Después de un mes de actividad escolar y desde su perspectiva de pediatra, ¿qué balance haría?
Respuesta.-Sólo puedo hablar de la experiencia personal de mi consulta, aunque también es cierto que los datos externos que estoy leyendo parecen ser homogéneos. Personalmente me siento muy satisfecha con la evolución que estoy viendo. Es cierto que algunas clases han tenido que cerrarse, pero la proporción es muy baja con respecto a la masa escolar, y en este sentido quiero hacer un reconocimiento muy especial a los docentes, que están trabajando con un nivel de conciencia y control impresionantes, aunque ante quienes de verdad me descubro es ante los niños. La responsabilidad y madurez con la que han afrontado un problema así nos demuestra hasta qué punto son capaces de dar un salto de madurez cuando es necesario. Debo decir que en muchos casos los niños están siendo más responsables que los adultos.
P.-De momento este virus parece afectar con menos gravedad a los más pequeños…
R.-Gracias a Dios. Muchos de ellos son asintomáticos y otro gran porcentaje de afectados desarrolla una sintomatología poco importante. Lo que más nos preocupa es que puedan ejercer como vectores hacia otros grupos de riesgo que conviven con ellos. Por eso es tan importante mantener las medidas higiénicas al pie de la letra.
P.-¿Usted era partidaria de abrir los colegios como se hizo?
R.-Desde el primer momento defendí la necesidad de que los niños volvieran al colegio porque me sentía más o menos segura de que la enfermedad no iba a afectarles. ¿Por qué? Porque durante todo el verano habían estado en campamentos, campus o actividades diversas, sin hablar de playas y parques, y no había detectado en la consulta un incremento de casos. Cabía esperar que, tomando las medidas correctas, los colegios pudieran retomar su actividad. Además, siempre estábamos a tiempo de cerrarlos.
P.-¿Cree que los niños son vectores de la enfermedad hacia otros grupos de riesgo?
R.-La clave aquí es que mantengamos a nivel de convivencia las mismas medidas de seguridad que emplean los niños en las clases. Los abuelos deben ser los primeros en entender que el contacto con los nietos no puede ser el mismo que hace un año.
P.-¿Cómo les va afectar mentalmente?
R.-La OMS define la salud como un bienestar físico y emocional, y desde esos dos pilares los niños necesitan retomar cuanto antes su vida normal en la medida que sea posible. Un año en la vida de un niño es muchísimo y llevamos siete meses así. Va a ser devastador para ellos y aún no nos podemos ni imaginar las consecuencias a largo plazo.
P.-¿Cree que se han adaptado a la «nueva normalidad»?
R.-Es un error hablar de «nueva normalidad» porque no creo que sea un concepto que se adecúe a la situación. Y le llamaría la «nueva realidad» porque los niños deben vivir en una realidad que no tiene nada que ver con la normalidad.
P.-¿Teme secuelas emocionales?
R.-Por supuesto. He visto niños con miedo, con ansiedad, que incluso rechazan el contacto social, que no querían salir de casa, niños que duermen mal y, en muchos casos, niños con un miedo atroz a que puedan contagiarse y transmitir la enfermedad a sus padres o a sus abuelos.
P.-¿Qué error más grave cometemos los padres con los niños en la situación actual?
R.-Los niños están abusando de la tecnología para sustituir las relaciones físicas y eso es gravísimo. Una vida virtual no puede suplir una vida real. Sé que cuesta muchísimo, sobre todo si estás teletrabajando y tienes a los niños en casa, pero hay que hacer un esfuerzo para cortar esto de raíz cuanto antes.
P.-¿Qué horquilla de edad está siendo la más afectada?
R.-Entre los tres y los diez años de edad muestran mucho miedo de salir a la calle. Los adolescentes, en cambio, han aumentado exponencialmente su adicción a las nuevas tecnologías, como decía antes, y eso es algo que debemos atajar de inmediato porque me doy cuenta de que les está costando mucho bajar el consumo de tablet, de televisión o incluso de relaciones on line. Ese no es un modelo aceptable para niños de 13 o 14 años.