Redacción, 28-10-2014.- El dedo pulgar resulta fundamental para la realización de una de cada dos actividades diarias que hacemos con nuestras manos, como abrir una puerta o un frasco, planchar o coger objetos. Esa utilización intensiva de dichas extremidades está estadísticamente ligada al desarrollo de artrosis de pulgar, una enfermedad también llamada rizartrosis y que se estima que afecta al 65% de la población mayor de 65 años, con más predominio en las mujeres.
El asesor médico de Cinfa Eduardo González Zorzano define la rizartrosis como “una alteración degenerativa de la articulación trapeciometacarpiana (TMC) que une el dedo pulgar a la muñeca y que provoca dolor, rigidez y limitación del movimiento, lo que imposibilita coger un objeto entre el pulgar y otros dedos de la mano”.
Con el paso de los años y en personas que hayan desarrollado trabajos manuales se puede producir un desgaste del cartílago, que es la capa protectora de las articulaciones de la mano. “De esta forma –indica el experto-, ese deterioro la articulación se debe a la edad, pero también a otros factores de riesgo como la genética, aspectos hormonales, obesidad o vida sedentaria y la repetición de movimientos mecánicos por causas laborales o deportivas”. Por tanto, la actividad laboral manual o relacionada con la carga directa en las manos (hostelería, limpieza, albañilería, peluquería, dentistas, profesores, amas de casa, pianistas, escritores…) aumenta el riesgo de padecer rizartrosis.
AUDIO: Qué es la rizartrosis
AUDIO: Cómo afecta la rizartrosis
AUDIO: Consejos para la rizartrosis