Redacción, 02-10-2018.- La soledad se ha convertido en uno de los principales factores de riesgo de la tercera edad. La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) alerta de que casi dos millones de ancianos viven solos en sus viviendas y, según el último boletín publicado sobre vulnerabilidad social realizado por Cruz Roja, al menos una de cada cuatro personas mayores no recibe nunca visitas de familiares cercanos.
Esta situación de aislamiento repercute no solo en la forma de vida de este grupo poblacional, sino también influye de forma significativa en su bienestar psicológico. Según los expertos, la soledad puede desembocar en sentimientos de hostilidad, resentimiento, tristeza y ansiedad que, a su vez, reactivan mecanismos neurobiológicos que pueden dañar la cognición, la emoción, el comportamiento y la salud de estas personas, llegando a incrementarse la probabilidad dependencia e, incluso, mortalidad.
Con motivo de la celebración del Día Internacional de las Personas de Edad (1 de octubre), que tiene por objetivo reconocer la contribución de los mayores de 65 años al desarrollo humano y económico, la aseguradora de salud Cigna ha extraído los datos de su último estudio, ‘360º Well-Being Survey’, en el que se refleja que la soledad y el aislamiento social en la tercera edad son unos de los principales temores de uno de cada cinco españoles, dato similar al resto de los países europeos.
Además, el 23% tiene miedo a no contar con nadie que les atienda cuando sea necesario en esta etapa. Percepción muy inferior a la de los ingleses, con un 42% de personas especialmente preocupadas por esta posibilidad, o a la de los franceses, con un 33%.
De este modo, terminar residiendo en una institución para la tercera edad es una opción que el 74% de los españoles valoraría llegado el momento. Esta elección, sin embargo, no se ve con tan buenos ojos en Francia, donde tan solo el 54% se sentiría preparado para vivir en una residencia de este tipo, Alemania (56%) o Reino Unido (61%).