Redacción, 31-03-2014.- El 25 por ciento de la población en la Región de Murcia padece algún tipo de alergia, ya sea a alimentos, medicamentos, gomas, parásitos (anisakis simplex), pólenes, ácaros del polvo, epitelios de animales domésticos, hongos aerógenos (mohos) o látex. Y es que en el área mediterránea la prevalencia de enfermedades alérgicas es mayor que en el resto de las comunidades autónomas españolas.
De todos ellos, los alérgenos más frecuentes en la Región son los pólenes, según explica el alergólogo y médico especialista en enfermedades alérgicas, Juan Antonio Pagán Alemán, quien apunta que esta alergia se inicia en los primeros años de la vida, de hecho, «es frecuente ver niños que a los dos años de edad y menos, tienen pruebas positivas a olivo, gramíneas y otros». Una frecuencia que se mantiene en el número de pacientes que comienzan a padecer polinosis (alergia al polen) hasta la tercera década de la vida; ya en la cuarta comienza a disminuir el número de pacientes que inician alergia a pólenes siendo muy raro que empiece a los 60-70 años.
En sentido clínico los síntomas afectan sobre todo a las vías respiratorias y conjuntiva ocular. La inflamación alérgica se produce al ponerse en contacto el polen presente en el aire (antígeno) con la inmunoglobulina IgE específica para este polen (anticuerpo), presente en las mucosa nasal, ocular, faríngea o bronquial del paciente alérgico, detalla el médico especialista en enfermedades alérgicas, quien añade que la unión del antígeno exterior con el anticuerpo de la mucosa (reacción antígeno-anticuerpo) libera potentes sustancias celulares que inflaman la mucosa ocasionando conjuntivitis, rinitis faringitis o asma bronquial.
En las tres últimas décadas, «las enfermedades alérgicas ambientales y concretamente la alergia a pólenes ha aumentado de forma significativa en número de pacientes y gravedad», se postula que se debe «a los factores genéticos hereditarios (atópia) o al cambio en la mejora de la higiene en los países industrializados (primer mundo)», donde se tratan de forma rápida y precisa con medicamentos, las enfermedades e infecciones. Según Pagán Alemán, también ha influido el calentamiento global, con amplios periodos de sequía que incrementan el número de pólenes que hay en el aire, así como las nuevas plantaciones urbanas y agrícolas «que han emergido en la bonanza de los últimos años», y «por supuesto a la contaminación ambiental que empeora los síntomas alérgicos».
En este sentido, hace hincapié, las partículas diesel que generan los motores en su combustión, el oxido de nitrógeno, el monóxido de carbono, dióxido de azufre y otros gases contaminantes, al pegarse al polen, «alteran su estructura liberando sus antígenos y transportándolos a zonas más profundas de los pulmones (árbol bronquial)». También se ha observado que las plantas de la familia de las gramíneas en zonas contaminadas, «presentan en sus granos de polen mayor contenido de alérgenos», afirma el experto.
Así mismo las infecciones virales sobre todo rinovirus, pueden inducir hiperreactividad bronquial en los pacientes alérgicos asmáticos, generando inflamación y contracción de los bronquios (broncoespasmo) «que los pacientes refieren como aumento de la fatiga».
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