Redacción, 18-07-2018.- Muchas mujeres tienen la falsa idea de que reducir el consumo del tabaco basta para evitar dañar al feto, no obstante, los efectos nocivos para el feto también ocurren cuando las embarazadas son víctimas del tabaquismo pasivo. Estas son algunas de las evidencias científicas recogidas en el editorial de Prevención del Tabaquimo, de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
“A pesar de la evidencia sobre los daños asociados al tabaquismo pasivo, existen aún falsas creencias que llevan a muchos padres y convivientes con niños a infravalorar los riesgos, por ello el consejo de los profesionales sanitarios de la esfera de la salud infantil puede ser fundamental para el cambio de conducta de los fumadores que rodean al niño”, explica la Dra. Eva Belén de Higes Martínez, neumóloga de la Unidad de Neumología del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, de Madrid, miembro de SEPAR y autora del editorial.
El tabaquismo pasivo tiene efecto nocivos tanto prenatales como postnatales. Los fetos de madres que fuman durante el embarazo tienen niveles de exposición iguales a los de un fumador activo. La exposición al humo del tabaco les perjudica y produce efectos prenatales como el aumento de riesgo de aborto y muerte perinatal, prematuridad, bajo peso al nacer, malformaciones congénitas y defectos de desarrollo neurológico.
Los hijos de madres fumadoras triplican el riesgo de muerte súbita del lactante y este riesgotambién se incrementa con la exposición tras el nacimiento. Asimismo, se ha demostrado que existe una relación causal entre el humo del tabaco y el aumento de la aparición de síntomas respiratorios, infecciones respiratorias, otitis media de repetición, así como mayor riesgo de desarrollar asma, caries, enfermedades cardiovasculares en el futuro y una pérdida de la función renal. Estos efectos son más frecuentes en los primeros años de vida, cuando el niño pasa más tiempo en casa, y más importantes cuando fuman ambos padres o la madre más que el padre.