Redacción, 06-03-2020.- Tener un buen control glucémico, sin hipoglucemias y con menos variabilidad, es determinante en el tratamiento de las personas con diabetes. Y para conseguirlo es clave el ajuste y seguimiento diario de la glucemia posprandial, es decir, los niveles de azúcar después de las comidas. Pero, de momento, tal y como recoge Novo Nordisk, el 57% de las personas con diabetes se inyecta la insulina justo cuando va a comer.
La doctora Cristina Tejera, especialista de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol (La Coruña), asegura que “llevan a cabo este hábito por miedo a tener una hipoglucemia o por no saber exactamente cuánto o qué se va a comer, perdiendo una oportunidad de mejora de su control glucémico y, más en concreto, de sus picos posprandiales”.
Además, el 58% de las personas con diabetes mide su glucemia posprandial más de tres veces al día. Todavía hay un alto porcentaje que desconocen que hay alimentos que suben más el azúcar después de las comidas. “Por eso, conocer la glucemia posprandial es muy importante. Sin embargo, por falta de información, dejadez, cansancio u olvido en otros casos, aún hay un alto porcentaje que no lo hace”, incide la doctora Tejera.
Una glucemia posprandial no controlada aumenta la hemoglobina glicosilada (HbA1c) y la variabilidad glucémica, lo que se traduce en mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y deterioro cognitivo. Así que, la doctora advierte que, “para poder tener unos niveles adecuados de azúcar, alcanzar los objetivos de control de la hemoglobina glicosilada no lo es todo (HbA1c). A esto hay que unir el ajuste de la glucemia posprandial ya que esta contribuye a la variabilidad glucémica. Y ambos parámetros descompensados favorecen el desarrollo de complicaciones y merma la calidad de vida”.
Complicaciones como la nefropatía, retinopatía, deterioro de la función cognitiva y enfermedades cardiovasculares, son algunas de las posibles consecuencias del mal control glucémico.