Redacción, 26-05-2014.- Este sábado los jugadores del Atlético de Madrid y el Real Madrid se jugaron la final de la Champions en la capital de Portugal. Millones de aficionados en todo el mundo estuvieron pendientes de cada pase de balón, de los choques entre los jugadores y cómo no, conteniendo la respiración, de cada tiro a puerta. Entre los deportistas y en las gradas el estrés también saltó al campo.
Según explica a Europa Press José María Neira, especialista en Medicina de la Educación Física y el Deporte y médico del Real Madrid durante 14 años, el estrés es una situación normal de acomodación del organismo ante una situación de peligro. Su traducción física supone una activación del hipotálamo que estimula a las glándulas adrenales para que produzcan más cantidad de adrenalina y cortisol, las hormonas del estrés.
En el individuo se produce un incremento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, una dilatación de los vasos sanguíneos y de las pupilas y un aumento del aporte de glucosa al torrente sanguíneo por parte del hígado. Todo ello para dotar al organismo de recursos para la lucha o la huida, según el caso.
Según señala el doctor Neira, el hombre primitivo sabía gestionar el estrés de forma positiva, era una herramienta para huir de los depredadores, atacar al adversario o cazar. Se mantenían en alerta de forma natural y positiva. En la actualidad, una respuesta de estrés saludable supone una mejor circulación sanguínea, un cerebro más atento y un mayor aporte energético para hacer frente a situaciones como un examen, una agresión física o un partido de fútbol como el de Lisboa.
«No es lo mismo jugar a puerta cerrada que ante 100.000 almas en el estadio», señala Neira, que apunta que los jugadores se encuentran más alerta e intimidados en una final de estas características, una situación de estrés que puede ser positiva porque prepara al cuerpo para funcionar mejor.
Sin embargo, este estrés positivo si se extiende en el tiempo se convierte en estrés malo porque produce un agotamiento del individuo y una disminución de su sistema inmune y de su sistema muscular, dando lugar a una merma de su capacidad física, apunta Neira.
La presión psicológica que, por ejemplo, los medios de comunicación extienden a las 24 horas del día sobre cada movimiento que dan jugadores como Cristiano Ronaldo o Diego Costa incide sobre el nivel de estrés que deben gestionar los deportistas, señala el facultativo.
El especialista, director del departamento de Estilos de vida saludables de la aseguradora Asisa, apunta que la gestión del estrés se puede aprender y que esta habilidad se hace muy patente en el campo en los momentos de más tensión jugando a favor o en contra del equipo.
Neira pone como ejemplo el lanzamiento de tiros libres en baloncesto o el lanzamiento de penaltis en el fútbol y su valor decisivo para ganar partidos. Los jugadores deben saber enfrentar la carga de presión que pesa sobre sus hombros en momentos como estos. «En la NBA los jugadores entrenan los tiros libres con altavoces en los que se reproducen abucheos» explica.