Redacción, 28-11-2018.-No en pocas ocasiones los empleados y directivos ven como el origen del riesgo psicosocial el estrés, digamos que en su percepción, el estrés es lo que acaba generando otros problemas en la empresa, y esta conclusión es totalmente errónea. Bien es cierto que el riesgo psicosocial es el gran desconocido en la evaluación de riesgos laborales que contempla la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, para una gestión activa de la seguridad y la salud en el trabajo, según recoge la Cátedra de Prevención y Salud Pública de Córdoba.
Entre el pavor que tienen las empresas a realizar la evaluación de riesgos psicosocial, más el desconocimiento generalizado que tenemos sobre la gestión del estrés nos encontramos ante el pez que se muerde la cola, ¿qué va primero?. La organización del trabajo es el elemento clave.
Una mala organización del trabajo nos expone a los riesgos psicosociales, y éstos nos llevan al estrés, lo que acaba provocando daños en la salud. Así que si queremos evitar que el absentismo siga subiendo en nuestra organización debemos tomarnos en serio la organización del trabajo.
Ésta influye en los siguientes aspectos del trabajo que se enumeran a continuación, que son: los factores psicosociales, que de no gestionarlos adecuadamente acaban generando el riesgo psicosocial y las consecuencias que todos conocemos, estrés y falta de salud en los trabajadores, es decir, absentismo.
Los factores psicosociales que acaban afectando a nuestra salud y bienestar son:
- Contenido del trabajo: Monotonía, falta de variedad, trabajo sin sentido, que no requiere de habilidades, fragmentación, tareas desagradables.
- Carga y ritmo del trabajo: Carga excesiva, plazos estrictos, alta presión, cortos plazos de entrega.
- Tiempo de trabajo: Jornadas excesivas, imprevistas, inflexibilidad horaria, cambios de turnos o trabajo nocturno.
- Participación y control: Baja participación en la toma de decisiones, poco control sobre la carga de trabajo.
- Ambiente y equipos: Ruido excesivos, escasa iluminación, equipos de trabajo inadecuados o en malas condiciones.
- Cultura organizacional y funciones: Poca comunicación interna, apoyo insuficiente ante problemas, desacuerdo en los objetivos.
- Relaciones interpersonales: Aislamiento físico y social, relaciones insuficientes o malas, conflictos, falta de apoyo social.
- Rol en la organización: Ambigüedad o conflicto de rol, responsabilidad sobre personas.
- Desarrollo de la carrera: Bajo reconocimiento social del trabajo, falta o exceso de promoción, incertidumbre o paralización de la carrera.
- Relación Trabajo-Familia: Conflicto de exigencias, problemas de doble presencia, bajo apoyo familiar.
- Seguridad Contractual: Trabajo precario, trabajo temporal, incertidumbre en el futuro laboral o insuficiente remuneración.
La forma de organización empresarial que adopta una empresa nuca es igual a otra. Aunque partan de modelos preestablecidos, siempre existirá un grado de adaptación a circunstancias, necesidades y obligaciones particulares.
Corresponde a la gerencia y a los altos mandos vinculados a ella definir el modelo de organización del trabajo que se adoptará en cada caso.
Si queremos mejorar la relación entre el estrés laboral y los factores psicosociales, debemos pararnos unos minutos a evaluar qué tipo de organización de trabajo tenemos.
Trabajando en la organización del trabajo y en el estilo de liderazgo saludable conseguiremos disminuir el riesgo psicosocial, y con éste el estrés ya no será la justificación a cualquier problema que nos encontremos en nuestro quehacer diario.