Redacción, 22-04-2020.- La música se ha convertido, durante el confinamiento, en una forma natural de expresión emocional, de distracción y de comunicación. Nadie lo planificó, sucedió espontáneamente en miles de balcones. El director del Máster en Musicoterapia de la Universidad Pontificia de Salamanca, Luis Alberto Mateos, destaca que estas expresiones surgen porque la música configura nuestra identidad desde que nacemos. “Nos permite comprender el mundo subjetivo y el de los demás: deseos, emociones, sentimientos, etc. Por eso la música es algo importante en el confinamiento”, asegura.
Tal y como recoge la Universidad Pontificia de Salamanca, los especialistas en musicoterapia destacan que la música en este periodo de reclusión se ha convertido en una aliada, “como si fuera una amiga” que siempre está para escuchar nuestro mundo agitado, para dar alivio, contención, y para facilitar nuestra autorregulación emocional.
Estas son las pautas para usar la música como herramienta de ayuda durante el confinamiento:
- Busca músicas que conecten contigo, te calmen y te activen procesos de autoconocimiento
- Canta. Baila, interpreta con instrumentos creados por ti con cualquier objeto.
- Crea letras de canciones sobre lo que sientes con melodías conocidas
- SI puedes, crea música con lo que expreses en ese momento
- Elige tu himno de esperanza y cántalo lo más fuerte que puedas en los momentos en los que el desánimo aparece.
- No te inhibas de cantar canciones que despierten emociones desagradables, como la tristeza, la indignación, el miedo o el enfado, es una forma de controlar mejor tus sentimientos.
- En los momentos de ansiedad elige las canciones que te relajen profundamente y mientras las escuchas, dirige tu atención a las sensaciones del cuerpo y proyecta tu mente a tu lugar ideal de descanso, con esa música como íntima compañía.
- Prepara para el desconfinamiento tu himno de alegría. Elige la canción más alegre para ti. La esperanza y alegría son esenciales para ser fuertes en la vulnerabilidad.
- No dejes de salir a los balcones a aplaudir, cantar y escuchar música con los vecinos, porque la vida sigue latiendo con ritmo, fuerza, amor y esperanza.